POR LA HONRA DE LA PATRIA.

Introducción:

El título corresponde a la Proclama lanzada al pueblo dominicano el 10 de junio de 1892 contra la dictadura del Presidente Ulises Heureaux (Lilís), desde el exilio en Islas Turcas, por los patriotas Agustín F. Morales Languasco y Eugenio Deschamps, en la época en que la compañía norteamericana San Domingo Improvement Co., que había sido creada el 8 de abril de ese mismo año en New Jersey, E.U.A., gestionaba adquirir los derechos que la compañía holandesa Westendorp tenía en la República Dominicana.

El gobierno de Ulises Heureaux había tomado un empréstito, en agosto de 1888, a la Westendorp & Co., por 770,000 libras esterlinas, y otro en 1890 que fue acordado por 800,000 libras pero que luego se aumentó a 900,000. En 1892 esta compañía tuvo problemas financieros y sus acciones fueron adquiridas por la San Domingo Improvement Co. el 2 de agosto de 1892.

En principio, el traspaso fue rechazado por el gobierno de Heureaux, pero luego la San Domingo Improvement Co. y el Presidente Heureaux, se pusieron de acuerdo tras convenir la concesión de otro empréstito por un valor de US$1,250,000 que se firmó el 28 de enero de 1893.

La Administración

Texto de la Proclama:

POR LA HONRA DE LA PATRIA

Habíamos visto con profunda indiferencia el telegrama de Amsterdam publicado en el Herald de Nueva York, y reproducido en numerosos periódicos de América y Europa, relativo a la venta de Santo Domingo por tres millones de pesos a una compañía anónima del Norte. Noticias semejantes son propagandas ridículas que no merecen el honor de la refutación.

Empero como que, tratándose del actual gobierno de la República Dominicana, se ha probado que nunca circularon respecto de él rumores de vergüenza sin que más tarde o más temprano resultara un fondo de indignidad para el gabinete desleal, y de deshonra para la oprimida Nación, los que suscriben, verdaderamente sorprendidos, vienen a poner en claro cuanto al fin hay de verdad en la que al parecer fútil noticia de la venta de la Patria a la República del Norte.

Y ellos, primero que nadie, porque, dada la urgencia de las circunstancias, no pueden reunir en una sola manifestación la firma del inmenso número de proscritos dominicanos esparcidos alrededor del Mar de las Antillas; y porque, además, la República no puede alzar su voz de protesta contra ningún atentado, porque no hay allí actualmente más prensa política que la prensa vendida que calumnia y maltrata la ciudadanía, y desvirtúa los principios, y falsifica la historia, ni pudiera moverse de pronto, en el sentido de  resistir a una anexión, porque los presentes tiempos son tiempos de oprobio, como aquellos eternamente funestos para el pueblo dominicano, en que un caudillo audaz nos entregaba, maniatados, a la corona de Castilla.

No nos guían propósitos de descrédito para el jefe del gabinete actual de la República Dominicana. El jefe actual del gabinete, con esto y sin esto está completamente desacreditado, tiempo ha, en el interior y el exterior de la República. Este caudillo malhadado, sin ningún programa de gobierno, sin ningún sistema político que, por tal o cual camino se dirija a la prosperidad de la Patria, no tiene reconocidamente más política, si a eso puede dársele tal nombre, que vivir porque sí a la fuerza, en el poder, embriagado con los goces del mando, empobreciendo con sus desvergonzadas especulaciones el país, y asociando a esa ignominia a los corifeos que necesita, y los cuales van todos ricos, opulentos, poderosos, en tanto que todos los demás se mueren de hambre.

A nosotros no nos guía más que la indignación que deben producir en todo corazón honrado las villanas tramas sospechadas, sino conocidas ya en todo el país.

Hay lo que sigue:

El gobierno de la República del Norte necesita establecer una estación naval en el Mar de las Antillas. Se fue a Haití en 1889, dando recursos a una revolución para que, al triunfar, se le cediera el Mole San Nicolás. Victoriosa la revuelta, una escuadra americana llegó un día a Port au Prince, reclamando el Mole en nombre de su gobierno. Pero después de algunos meses de estancia en la bahía de Port au Prince, resultó que los americanos tuvieron que retirarse, desairados por Haití, que en todo puede entrar menos en la enajenación de su tierra.

Entonces los americanos dirigieron sus ojos al presidente de la República Dominicana para obtener la bahía de Samaná, que tiene el destino de meter ruido en el mundo siempre que la desvergüenza y la infamia políticas desempeñan el poder en la República. De entonces acá, es decir, desde que el almirante americano Gherardi visitó en la misma Samaná al presidente dominicano, no han cesado los mensajes entre el Norte y Santo Domingo.

El objeto, positivamente, es éste: la anexión de Samaná a los americanos. El pretexto, una concesión, de términos oscuros, por parte de Santo Domingo, a una empresa de vapores neoyorquina que ya jugó desairadísimo papel en las cuestiones del Mole.

Ahora bien: en la Capital de la República no son ya un secreto los manejos que se traen entre manos el presidente y la mayoría de los mercaderes que, por un sarcasmo de los tiempos, se llaman Congreso Nacional. Hay en Santo Domingo un agente de la casa neoyorquina a que nos acabamos de referir, con el encargo de sobornar; ¡oh tiempos de infamia! al mismo Presidente, para obtener del Congreso la tenebrosa concesión detrás de la cual se oculta, sin ningún género de duda, la anexión de Samaná.

Conócense también, no ya los conciliábulos del Cónsul General de los Estados Unidos en Santo Domingo, del Encargado de Negocios de los mismos en Port au Prince, que se encuentra hace meses en aquella Capital, y el presidente de la República, sino también las reuniones clandestinas de los diputados, verificadas en el palacio de aquel primer funcionario, para discutir condiciones que, relativas a la sacrílega concesión, callamos por pudor.

Corroborando sombríamente todo eso sabemos que la concesión del ferrocarril de Puerto Plata a Santiago de los Caballeros va a caer, si no ha caído ya, en las manos de una compañía anónima norteamericana, agregándose a todo esto la transacción del banquero holandés Westendorp que consiste en la venta de la misma a otra sociedad anónima norteamericana, detrás de la cual se ocultan magistrados y capitalistas importantes de aquella gran Nación, de las obligaciones que de los dos empréstitos dominicanos posee tal banquero y para las cuales cree no ver suficiente garantías, dado el grado de embarazo económico a que ha llegado el gobierno dominicano.

Porque ese orden y esa paz tan decantados por el actual gobierno dominicano no tiene otro móvil que el dinero, siempre el dinero, para el jefe del poder y sus menguados corifeos, a costa del pan del ciudadano y de la honra de la Patria. Así la inicua paz dominicana cuesta a la Nación dos empréstitos ruinosos, desechos, materialmente, desechos en las manos del irrisorio pacificador sin que ese pueblo haya conocido la otra obra que la distribución de los millones entre el corto número de los pacificadores; las rentas fiscales de la Republica tres o cuatro veces mayores de lo que eran antes de llegar estos pacificadores al poder; todas ellas, derechos de exportación e importación, papel sellado, timbres de correos, irremediablemente afectadas; el empleado sin sueldo; y como corolario de este inaudito desorden, comprometida la independencia nacional.

En resumen; en el palacio del presidente de la República Dominicana se discuten positivamente y a la sombra del misterio, concesiones comprometedoras y terribles a favor de la casa de Clyde y Co. de Nueva York; detrás de Clyde y Co., como se sabe ya en Santo Domingo y en Europa, están Blaine, ministro americano, y Jay Gould, poderoso capitalista americano; detrás de estas concesiones está la anexión de Samaná, detrás de la anexión de Samaná, ¿es necesario decirlo? Detrás de la anexión de Samaná a la República del Norte está el cambio de nuestra nacionalidad y nuestro nombre; Febrero deshecho; Agosto condenado; arriada la bandera de nuestros dolores y nuestras glorias; deshonrada la Patria; la República Dominicana convertida, en fin, con escándalo de la historia y del porvenir, en Estado de la Unión Americana.

Los que suscriben el presente documento, mientras observan la marcha de estos tráficos infames para reunir, si continúan, en una sola manifestación la firma del inmenso número de proscritos dominicanos en las Antillas y en las repúblicas vecinas oponiéndose a un atentado que sería el último golpe asestado por la tiranía dominicana al pueblo que empobrece y que mancilla, protestan mientras tanto, con todas las energías de su espíritu, en nombre del patriotismo nacional, a la faz de la República Dominicana, de los Estados de la Unión y de los pueblos de América y Europa, contra toda concesión de una sola pulgada de la tierra que no necesita para ser feliz y libre, cadenas extranjeras, iniquidad que no fue jamás alimentada en la República sino por ruines despotismos en sus horas de agonía.

Grand Turk, Turks Islands, W. I.

10 de junio de 1892

Agustín F. Morales                     Eugenio Deschamps  

Carrera Eclesiástica de Carlos F. Morales Languasco (1886-1899).

Cortesía de Louis Paiewonsky .-

Carlos Felipe Morales Languasco nació en Puerto Plata, República Dominicana, el 23 de agosto de 1867. Hizo sus estudios en el Colegio San Luís Gonzaga, en Santo Domingo, donde tuvo como maestro al padre Francisco Xavier Billini y Hernández (1837-1896). Por disposición de sus padres hizo los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar Santo Tomás de Aquino, ambos localizados en la ciudad Capital de Santo Domingo.

En el Seminario Conciliar Santo Tomás de Aquino tuvo como maestros a los arzobispos Fernando Arturo De Meriño y Ramírez (1833-1906) y Adolfo Alejandro Nouel y Bobadilla (1862-1937).

Morales Languasco recibió el Presbiterado el 23 de mayo de 1891. El 05 de junio de ese mismo año, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, predicó por primera vez en Puerto Plata.

Celebró su primera misa en Puerto Plata, el 07 de julio de 1891. Fueron sus padrinos en dicho acto, su padre, Augustin “Agustín” Morales (1838-1893); su cuñado José Andrés Villalón y Puente (esposo de Luisa Morales Languasco), y José Arzeno y Rodríguez (1847-1902). El 22 de octubre de 1891 asistió a la inauguración del templo de Altamira, provincia de Puerto Plata.

El Padre Castellanos (Licdo. Rafael Conrado Castellanos y Martínez, 1875-1934), manifestó que el Presbítero Morales Languasco: “Ocupaba con frecuencia la cátedra sagrada y mostraba en todo bastante talento”.

Padre Rafael C. Castellanos

En el año 1892 fue Teniente Cura de San Francisco de Macorís, donde permaneció hasta su promoción a cura en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, en Sánchez, Distrito de Samaná, República Dominicana. Allí construyó el edificio de la iglesia y con gran determinación edificó el culto de su iglesia parroquial.                                          

El 25 de marzo de 1894 Morales Languasco participó en la fracasada Revolución de los Bimbines contra el gobierno del Presidente Ulises Hilarión Heureaux (Lilís) y, a consecuencia de ello, tuvo que irse al exilio en abril de 1894.

Presidente Ulises Heureaux (Lilís)

El 02 de mayo de 1895 regresó a Puerto Plata desde Saint Thomas, Antillas Danesas, mediante un permiso especial que obtuvo a través del Cónsul dominicano en St. Thomas, para ir a ver a su hermana Luisa Morales Languasco (1865-1895), la cual estaba muy enferma. Firmó como testigo el testamento que su hermana preparó. Se despidió de su hermana Luisa quien empeoró de salud y falleció el 24 de julio de 1895. Luego de la muerte de su hermana el Presbítero Carlos F. Morales Languasco salió camino a Venezuela, donde fue promovido a Cura de Almas en la Iglesia de San Sebastián de Maiquetía, en Maiquetía, Estado Vargas, Venezuela.

Iglesia de San Sebastián de Maiquetía

El sacerdote Carlos F. Morales Languasco fué indultado por el Presidente Ulises Heureaux en marzo de 1897 por un Decreto Presidencial, el cuál le permitió regresar del exilio. El 10 de junio de 1897 asume la posición de cura interino en Sánchez, en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario.

El 15 de abril de 1899, en la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, oficia la boda católica de su hermano don Juan Antonio Nepomuceno Morales Languasco (1870-1915) con la señorita María Hortensia González Marciaq (1875-1963). Los testigos de la boda fueron don José A. Puente, don José del Carmen Ariza (1861-1953), y don Maximiliano Andrés.                                        

Con el advenimiento del asesinato del Presidente Ulises Heureaux, el 26 de julio de 1899, sus partidarios deciden encarcelar a desafectos de la dictadura lilisista. Aunque el ex-Presidente Morales Languasco no tuvo nada que ver con el asesinato del Presidente Heureaux, sus partidarios pensaron que él podía haber estado envuelto para vengarse de la muerte de su hermano, el Gral. Agustín Francisco Morales Languasco (1863-1898) quien murió el 3 de junio de 1998, en Montecristi, en la expedición del Fanita. Amigos le comunicaron que lo iban a apresar y de inmediato sale de Sánchez camino a Puerto Plata con la intención de irse al exilio en el primer barco que saliera de la República Dominicana. El 01 de agosto de 1899 sale en el vapor de frutos SS. Simon Dumois. Lo acompañaba su sobrino José Andrés Villalón Morales (1889-1971), hijo de su fenecida hermana Luisa Morales Languasco. El 07 de agosto de 1899 desembarcaron en Boston, Suffolk, Massachusetts, EE.UU.

SS. Simon Dumois, vapor de frutos en el que salvó la vida el Padre Morales Languasco, al salir del país luego del asesinato del Presidente Heureaux.

Morales Languasco fue diputado al Congreso Nacional por el Distrito Marítimo de Samaná desde noviembre de 1899 a abril de 1902. Ocupó la Presidencia del Congreso Nacional del 15 de noviembre de 1899 al 02 de mayo de 1902, durante la presidencia de Juan Isidro Jiménez Pereyra (1846-1919). Ahorcó los hábitos sacerdotales en agosto de 1900.

El ex sacerdote y ex Presidente de la República Dominicana Carlos F. Morales Languasco falleció, a la edad de 46 años, el 3 de marzo de 1914 en París, Francia, donde había sido designado como «Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República Dominicana para Suiza, Francia, España, Italia y Portugal», con sede en París.

Al retornar sus restos mortales a Puerto Plata, su ciudad natal, para recibir cristiana sepultura, el Padre Castellanos (pariente de su esposa, Aurelia Castellanos), quien para la época era el Cura Párroco de la Iglesia San Felipe Apostol, en esa ciudad, no permitió que sus restos fueran llevados a dicha iglesia alegando que éste había renegado al sacerdocio, motivo por el que sus restos fueron despedidos mediante un acto en el Ayuntamiento Municipal de la localidad.

Carlos F. Morales Languasco, Un Hombre Que Fue Suma De Hombres

Por Raúl Abreu. Copiado de “La Cuna de América”, Marzo 08 de 1914.

Allá, en París, herido por un rayo fulminante de la muerte, cayó por siempre jamás, Carlos F. Morales L., Ex-presidente, Ex-Diputado, Ex-Gobernador, Ex-Ministro Plenipotenciario, hombre suma de hombres, gigantesco como un pino, raudo y mutable como una vela atropellada por el huracán…….

Hombre suma de hombres. En Morales, en esa colectiva potencia humana, en esa suma de cualidades y defectos, cada sumando era un hombre. Por eso en su complexión taurina, atlética, se distendía la musculatura formidable de Hércules; por eso en sus ojos de Halcón, cesáreos, sembrados de ramalazos rojos, iluminados por relámpagos deslumbradores, se disparaba escalando púlpitos, tribunas, gobernaciones, curules, sillas presidenciales, la audacia que vibró en los ojazos de Mirabeau. En el adolescente se incubó el sacerdote tallado a la Dupanloup.

Más tarde, el cura de almas, el párroco de aldea, salta sobre la tribuna, se convierte en político, en diputado, y, entonces, la Capital, pasmada, escucha la voz tonante de Morales rebotando en los salones de aquel célebre Congreso del período presidencial de Jiménez. Después …. el vendeano, el general montonero, el guerrillero de la Línea Noroeste se retuerce voluntarioso entre la hopalanda sombría, y la sotana castradora se rompe rasgada por aquella borrasca.

Cae el Gobierno Provisional del General Horacio Vásquez, es nombrado Morales Gobernador de Puerto Plata, y desde el más enhiesto peñón de Isabel de Torres, el águila vencedora se precipita sobre el Gobierno de Woss y Gil, lo tumba, y el Gobernador se transforma en Presidente de la República Dominicana. Presidente dos veces. En la primera, apropiado al carácter del Gobierno que presidía y a la psicología de la hora. Ejecutivo, tumultuario, atropellador, vocinglero, audaz, heróico, inspirado en el férreo lema político de Maquiavelo. Para vencer a la República enemiga -tan sólo dominaban los comandos horacistas en la Capital y en Sosúa- tuvo que ser, a un mismo tiempo, propagandista, tribuno, general, corsario, periodista, recaudador.

LLEGÓ, VIÓ y VENCIÓ, pero fatalmente, epilogó su Gobierno Provisional con un fusilamiento inútil y censurable. En esas subterráneas maquinaciones políticas, cuando las brujas pegan su boca hundida, babosa, al oído de los mandatarios prepotentes, los fusilamientos suelen ser exigidos en prenda de un nuevo credo partidista.

En el segundo período presidencial, en el constitucional, gigantesco como un pino. Y este pino asienta sus raíces en la frente de la montaña y entreteje su ramaje en la red vagabunda de las nubes. Bajo la sombra del árbol pacificador, las escuelas se multiplican; se respeta la justicia; la imprenta fulgura libremente; por primera vez un Comandante de Armas de la Fortaleza de Santo Domingo de Guzmán, es llevado ante un consejo de guerra; se imprime LA VIDA SENCILLA de Wagner; no hay presos políticos; La mansión presidencial se convierte en Sanedrín, en Ágora, en Sorbona, en Ateneo y se empuja al País por una vía de fomento material, pues se inician carreteras, se construyen palacios, etc.

En el brumoso golfo de nuestra política entran, cruzan, vuelan muchas velas distintas. Las unas son raquíticas, cenicientas, melancólicas; otras andrajosas, pordioseras, condenadas a un prematuro naufragio. Hay también velas enormes, raudas, mutables, conquistadoras, como las grandes naos de Roger, de Flor. Cuando llegan, dominan el golfo. Morales fue una de esas velas. Llegó, y, entonces, inclinaron su pabellón las enanas, las cenicientas, las pordioseras. Dominó el oleaje embravecido a fuerza de audacia, de talento y de valor. Pero ésta grande vela dominadora, tuvo un gran defecto: la sinceridad, la confianza en sí mismo; pensaba a voces. Y un día, cuando la paz y la confianza imperaban en las cofas, ruge la borrasca, los relámpagos encendían el vientre de los cielos, y la nao gigantesca huye del golfo engañoso de nuestra política, abandonada por las velas raquíticas, pordioseras, andrajosas, traicioneras ………….

En París, bajo la bruma del invierno, el destino ha enterrado, con la muerte de Morales, una poderosa actividad, un amor infinito de progreso, una honradez indiscutible, un hombre que fue suma de hombres, pino gigantesco que surcó las sirtes de nuestra política como una vela atropellada por el huracán.

Fin.

Morales, el Actual Jefe de la República de Santo Domingo.

Traducción del artículo “Morales, The Present Head of Santo Domingo Republic”, escrito por Sigmund Krausz, periodista de The New York Times, que fuera publicado el 29 de enero de 1905 sobre una entrevista realizada a mediados del año 1904, al entonces Presidente Provisional Carlos F. Morales Languasco, en la ciudad de Santo Domingo. (Material recibido como colaboración de mi primo Louis Paiewonsky Jr.).  

Introducción.-

Por lo que puede deducirse, aunque la entrevista que se incluye a continuación fue publicada en enero de 1905, debió realizarse antes del mes de junio de 1904 ya que, para mediados de junio de ese año, el Gobierno Provisional de Morales Languasco había llegado a un acuerdo de armisticio con el último reducto jimenista de la Guerra de la Desunión, que quedaba en la Línea Noroeste (Montecristi), encabezado por los generales Demetrio Rodríguez y Desiderio Arias.

Para la época había una presión enorme, por parte de varias naciones europeas, para el pago de la deuda que la República tenía pendiente con tenedores de bonos de las mismas, además de la deuda que correspondía a la compañía norteamericana San Domingo Improvement Co., cuyo representante, en virtud del Art. 1 del Protocolo suscrito el 31 de enero de 1903 por el gobierno de Horacio Vásquez (ver términos en este blog) era el gobierno de los Estados Unidos, motivo por el que, a partir de esa fecha, hicieron presencia de manera permanente en los puertos dominicanos varios buques de guerra norteamericanos.

Mientras ocurría esta entrevista, el Tribunal Arbitral que se había constituido en Washington en el otoño de 1903, por mandato del citado Protocolo (compuesto por dos jueces norteamericanos y uno dominicano), se encontraba elaborando el Laudo Arbitral (publicado en este blog) que determinaría todo lo concerniente al pago de la deuda de la San Domingo Improvement Co. (capital, interés y garantía) el cuál fue terminado y publicado en fecha 14 de julio de 1904.

Las elecciones presidenciales, de las que en el artículo se habla en futuro, fueron realizadas el 19 de junio de 1914.

La Administración  

Texto de la Entrevista:

«Morales, el Actual Jefe de la República de Santo Domingo».

Hace apenas un año el nombre de Carlos F. Morales, presidente de la República de Santo Domingo, era completamente desconocido para el mundo en general. Los estudiantes más cercanos a los asuntos dominicanos estaban familiarizados con él como miembro del Congreso durante el Gobierno de Jimenes y como Gobernador de la Provincia de Puerto Plata en el Gobierno de Woss y Gil; pero nadie sospechaba el rápido ascenso del hombre que, antes casi desconocido, ahora tiene las riendas del gobierno en la inquieta isla que, bajo ciertas condiciones, amenaza en convertirse en una espina clavada en la carne del Tío Sam.

Por lo que sé del presidente Morales, él es un hombre fuerte, mucho más enérgico y honesto que ninguno de sus efímeros predecesores desde que el presidente Ulises Heureaux fue víctima de las balas de un asesino en julio de 1899. Este último era un hombre capaz, más capaz que muchos de los que le precedieron y le sucedieron en la Presidencia de Santo Domingo hasta el actual gobernante de la República. Él gobernó, sin embargo, con una mano demasiado fuerte, y no siempre unió el buen juicio con la moderación y la fuerza de carácter, cualidades indispensables en el gobierno de una población con el carácter de los dominicanos.

Estas tres cualidades creo que las posee Morales, y mi estimación de él en un juicio complejo llegó por una entrevista personal y por información cuidadosamente recopilada de sus amigos y enemigos por igual.  

El presidente Morales vive en una casa sin pretensiones, de un piso, en una calle oscura de la ciudad de Santo Domingo llamada calle Padre Billini. Estas casas, como todas las residencias de arquitectura española, dan a la calle de costado. Está pintada en un color azul claro y tiene dos puertas de madera en el centro flanqueadas por dos ventanas ralladas. Las cenefas que adornan el frente se han caído en grandes parches. En conjunto, es una morada extremadamente modesta y verdaderamente democrática para el presidente de una república, incluso de Santo Domingo.  

Cuando mi carruaje se detuvo en el frente, el conductor me aseguró que estaba en el sitio exacto. Era la hora del almuerzo, y dudé un poco para tocar en la puerta. Pero me habían dicho que este sería el mejor momento para una entrevista con él, ya que generalmente está en palacio antes y después del mediodía, demasiado ocupado con los asuntos de la administración para ver a las personas por un tiempo prolongado en actividades que no tienen relación con los asuntos del gobierno.  

Todavía estaba ocupado examinando los detalles de la sala cuando Morales entró al departamento, excusándose por haberme molestado con su retraso. El actual titular de la Presidencia de Santo Domingo es poseedor de una figura alta e imponente, bastante inclinada a la obesidad. Tiene treinta y siete años, y debo juzgar que mide unos 5 pies 10 o 11 pulgadas de alto, con algo más de 200 libras. Sus rasgos son oscuros, pero no más oscuros que los de la mayoría de los españoles o latinoamericanos del sur. Las partes más prominentes de su rostro son una frente alta, con fachada intelectual, y una barbilla enérgica, delatando su inmensa fuerza de carácter. Una boca bastante sensual que está parcialmente cubierta por un pequeño bigote negro, los extremos de los cuales terminan en punta. La nariz, siendo la parte más débil de su fisonomía, es un poco ancha, y sus ojos son negros y suaves, sin ninguna indicación especial de carácter hasta que se anima o se pone en acción. Las cejas son espesas, y el pelo negro, lustroso, ligeramente rizado. En conjunto, su rostro es abierto e inspira confianza. Iba vestido con un traje gris oscuro.

El señor Morales habla, además de español, un inglés fluido y francés, los últimos dos, sin embargo, especialmente francés, con un acento peculiar. Cuando está emocionado o perdido por una palabra, salta de uno a otro, y de vuelta en la próxima ocasión. Naturalmente, no me refiero al español, que es su lengua materna.  

Presidente Carlos F. Morales Languasco

Cuando nos sentamos, me obsequió un cigarro, y después de encenderlo e intercambiar algunas frases educadas, me sumergí en mi tema. En lugar de seguir adelante suavemente, decidí tomar el toro por los cuernos.  

«Veo, señor presidente», dije, «que el crucero de los Estados Unidos, Detroit, está anclado en la desembocadura del río”. Los periódicos estadounidenses hablan de la necesidad de desembarcar infantes de marina y tomar medidas temporales en las aduanas. ¿Son las condiciones tales como para garantizar una intervención de este tipo?  

Sus ojos brillaron. «No es todo», respondió. «Hasta el momento ninguna de las naciones extranjeras que tienen reclamos contra Santo Domingo ha presionado mucho a mi gobierno para que llegue a un acuerdo. Es cierto que debemos mucho dinero, y nos llevará un poco de tiempo devolverlo, pero podemos hacerlo sin que los extranjeros tengan que ayudarnos.   Todavía no hay nada en esta situación que justifique una intervención. Todo lo que quiero en el presente estado de cosas es hacerlo solo. Soy prácticamente dueño de la situación en la isla, y es mi intención reorganizar lo más rápidamente posible todas las ramas del Gobierno, y especialmente el servicio de aduanas, de tal manera que los ingresos del gobierno por concepto de impuestos y derechos de importación irán a sus propias arcas en lugar de a los bolsillos de los funcionarios ladrones, como ha sido el caso en todos los gobiernos precedentes.

«No», continuó, después de que lo había interrumpido con preguntas, «los obstáculos no son insuperables, pero son graves». Sé que será un trabajo arduo y cuesta arriba cambiar las condiciones que se han vuelto casi tan fijas e inmutables como las leyes de los medos y los persas. Pero, tendré éxito si puedo concentrar mis energías en el esfuerzo. Con esto quiero decir, si no tengo que enfrentar interferencias extranjeras.»

«Pero parece como si todavía no hubiera logrado librarse por completo de sus rivales», me atreví a comentar. «Casi. Ellos no constituyen un peligro real para mi Gobierno. Hace unos meses, Woss y Gil abandonó el país; también creo que Jimenes ha abandonado su ejército. No sé con certeza dónde se encuentra ahora.”  “Se fue de San Juan, Puerto Rico, el 6 de abril para Nueva York». Dije. «Vi su nombre en el registro hotelero del Inglaterra, donde me detuve en ese momento, y el señor Bernier, ex cónsul de Woss y Gil, me dijo que había ido a Estados Unidos a comprar armas y municiones».

«Bueno, eso puede ser así», respondió Morales con una sonrisa. «Pero dudo del éxito de su misión. En primer lugar, no tiene fondos, y no creo que su crédito con los fabricantes estadounidenses sea lo suficientemente bueno como para obtener lo que quiere. En segundo lugar, estoy bastante seguro de que su gobierno ha decidido detener la exportación de material de guerra a Santo Domingo, y en tercera línea, si es capaz de superar estos obstáculos, difícilmente encontrará un lugar para desembarcar armas y municiones «. «Domino toda la isla a excepción de la ciudad de Monte Christi y áreas aledañas, y el puerto de esa ciudad está ahora bloqueado por mi cañonera “Presidente».

«No», continuó con la animación. «No podría desembarcar en ningún otro lugar tampoco”. Aparte de sus hermanos en Monte Christi no tiene seguidores; y pronto también estaré en posesión de esa fortaleza. (Esto se ha logrado desde entonces, el ejército de Jimenes se ha rendido por completo a través del capitán Sigsbee del crucero estadounidense Detroit). Uno de mis generales ahora está marchando contra él desde el interior, y tengo razones para creer que puedo obtener la autorización del Gobierno haitiano para desembarcar tropas en el territorio vecino si considero necesario invadir Monte Christi por tierra. Porque Jiménes, por su desdichado desgobierno, perdió la buena voluntad de todos los dominicanos excepto los que, por su restablecimiento, esperan volver otra vez a las arcas públicas.”

«Pero para volver al crucero Detroit que esta fuera del puerto»; le dije, con la intención de llevarlo más a fondo sobre el tema. «¿Cuáles son sus intenciones en caso de que el Gobierno de los Estados Unidos lo considere absolutamente necesario, a fin de proteger sus intereses, desembarcar marinos y hacerse cargo de las aduanas?   «Esta es una pregunta que me excusará de no responder», respondió diplomáticamente, «esperaré un hecho consumado antes de dar forma a mi curso. Espero que la emergencia no se presente». «Estoy ansioso por merecer y mantener la amistad de los Estados Unidos, y cuento con su interés amistoso para ayudar en el restablecimiento del orden en Santo Domingo, pero mi pueblo y yo queremos preservar nuestra independencia.”  

«Perdóneme, señor presidente», le dije, consciente de tocar un punto que quería sacarle. «¿Pero sabe que en los Estados Unidos la opinión general es que su gente nunca aprendió el arte del auto gobierno y que, para protegernos, un protectorado estadounidense debería establecerse en Santo Domingo?» Algunos imperialistas entusiastas incluso hablan de anexión «.

La palabra pareció fastidiarlo rápidamente. «¡Anexión!» Morales se levantó de su silla en toda su altura. «No señor, nunca. Somos solo una nación pequeña y conozco completamente el poder de los Estados Unidos, pero pereceríamos en el esfuerzo de preservar nuestra independencia. Porque todas las luchas partidistas serían olvidadas en ese caso, y, si bien podemos perder al final, deberíamos luchar hasta lo último. Tampoco estaríamos solos en la lucha. Nuestros vecinos de Haití estarían prestos para unirse a la refriega. «¿Pero de qué sirve hablar de esto?» Dijo después de detenerse un momento: «Estoy seguro de que su Gobierno no tiene tal objetivo a la vista».

Nos gustan los Estados Unidos; los queremos como amigos; queremos aprender de ellos, y estoy especialmente ansioso por desarrollar nuestras relaciones comerciales. Ni siquiera me opongo enérgicamente a un protectorado corto, a la adopción de una modalidad como las relaciones cubano-americanas, pero una anexión-jamais, monsieur. «

¿Me contará un poco más sobre sus planes de reforma, señor Presidente?»   «No están completamente maduros, pero puedo reiterarle que es mi intención instituir un régimen honesto y constitucional». Primero estableceré por completo la paz en la isla, y luego me dedicaré a la redención de nuestra deuda nacional, que es, en este momento, nuestra más irritante llaga. Intento mejorar nuestra moneda degradada, porque considero una vergüenza que la moneda de una nación extranjera circule aquí con preferencia a la nuestra; y lucharé contra la corrupción oficial, que ha sido la maldición de Santo Domingo, hasta el final.   A bas les voleurs (abajo los ladrones); «Pero realmente estoy hablando de eso prematuramente. (Esto con una sonrisa peculiar).

Hasta ahora, solo soy el jefe del Gobierno Provisional y no me considero, por el momento, el representante constitucionalmente autorizado del pueblo. Sin embargo, he emitido una proclamación para las elecciones presidenciales y del Congreso que tendrán lugar en junio. (mayo?)   ¿Habrá otros candidatos además de usted? No lo creo. Mi compañero de fórmula para la Vicepresidencia, el general Ramón Cáceres, es un buen hombre. Él y yo estamos seguros de ser elegidos. (Este pronostico se ha convertido en realidad) Algunos pensaron que el general Horacio Vásquez podría regresar de Cuba para impugnar mi elección, pero sé que no hará esto, y puedo contar con el apoyo de sus antiguos seguidores. Woss y Gil está totalmente fuera de lugar por razones que no me interesa declarar, y Jimenes, en el mejor de los casos, obtendrá solo unos pocos votos dispersos. Sí, señor: espero que las elecciones sean ordenadas y en la plaza.

La entrada de un joven guapo con un traje de lino militar de rayas interrumpió nuestra conversación. Morales lo presentó como el general Patxot, jefe de su Estado Mayor (Edecán), y la conversación pronto se desarrolló en líneas generales, mientras bebíamos un poco de crema, que el general Patxot trajo de un tazón que estaba en el comedor. Durante esta conversación encontré a Morales como un hombre bien educado y ámpliamente informado, y esto me induce, antes de partir, a cambiar el tema a su vida anterior.  

El siguiente es un breve relato biográfico que me entregó él y se intercalaba con algunos comentarios en sus propias palabras: Morales nació en 1867 en Puerto Plata, en la costa norte de la isla, de padres moderadamente ricos. Pertenecían a la clase comercial, y después de darle a su hijo una buena educación en la escuela pública y en el hogar, lo enviaron a un seminario eclesiástico en la ciudad de Santo Domingo. A su debido tiempo, recibió órdenes y permaneció como cura durante ocho años, aunque constantemente se irritaba bajo las estrictas reglas de la iglesia y no estaba de acuerdo con muchos de sus dogmas. El dogma de la infalibilidad del Papa y el Celibato fueron lo que fue especialmente contra mi veta», fueron las palabras que usó cuando me contó las razones que finalmente lo indujeron a abandonar la iglesia e ingresar a la política. Ahora está casado con una dama de Puerto Plata y tiene dos hijas de uno y dos años.  

En 1893 fue exiliado por el presidente Heureaux, pero regresó a Santo Domingo dos años más tarde, bajo las disposiciones de la amnistía general, emitidas por el mismo Presidente. En el Gobierno de Jimenes fue diputado al Congreso y en el de Woss y Gil fue Gobernador de Puerto Plata. Fue la corrupción y el mal gobierno general del gobierno de Jimenes lo que le causó el abandono de su esfuerzo común para hacer y poner fin al mandato de Woss y Gil y a usar una oportunidad favorable para establecerse en la silla presidencial con el objeto de poner orden en los asuntos de su país. Esto al menos es lo que afirma. Estas son las características cortas de la vida de Morales.

Nadie puede mirar en las profundidades del alma de otro hombre, pero repito que, en mi opinión, sus intenciones en el presente son en realidad tal como él expresó, y, si no son absorbidas por las ambiciosas aspiraciones de sus soportes y satélites, él sinceramente quiere instituir las reformas esbozadas en nuestra conversación.  

Sigmund Kranz, The New York Times, enero 29 de 1905.

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