Encuentro con la Prensa del Rev. Carlos F. Morales Languasco a su llegada a Boston, MA., E.U.A.,1899.

Reportes del Boston Evening Transcript y del Boston Globe. (agosto 8 de 1899).

A continuación, dos reportajes sobre el encuentro con la prensa el sacerdote Carlos F. Morales Languasco, a su llegada a la ciudad de Boston, MA., procedente de República Dominicana, luego del magnicidio de Ulises Heureaux el 26 de julio de 1899. La actividad fue cubierta por reporteros de diferentes medios, por cuanto los conceptos de ambas versiones (Boston Globe y Boston Evening Transcript) muestran algunas diferencias. Los reportajes, encontrados en archivos de los medios de prensa citados, nos fueron remitidos, con la correspondiente traducción, cortesía del amigo Jorge Serraty.

Boston Evening Transcript

ESCAPÓ DE POTENCIAL PELIGRO

El reverendo Carlos Morales llega a Boston procedente de Santo Domingo, lugar donde se sospechaba que tenía relación con el reciente asesinato del actual presidente Heureaux.

El reverendo Carlos Morales, cura párroco de Sánchez, cerca de Puerto Plata, se encuentra en Parker House*, era uno de los pasajeros a bordo del vapor Simon Dumois, que arribó a este puerto esta mañana procedente de Santo Domingo, país del que huyó para evitar ser agredido por amigos del difunto presidente Heureaux, quien fue asesinado recientemente. La salida de su país fue, por lo tanto, precipitada y secreta.

*Obs.: Parker House (Legendario hotel en Boston).

SS. Simon Dumois, vapor de frutos en el que salvó la vida el Padre Morales Languasco, al salir del país luego del asesinato del Presidente Heureaux.

Sus amigos se enteraron de que habían ordenado asesinarlo, quienes le aconsejaron que abandonara el país en el primer buque. De manera improvisada, se fue apresurado a Puerto Plata y se embarcó en el primer buque, llevando consigo a su sobrinito*, hijo de su difunta hermana, para evitar que fuera víctima de la ira de la gente que buscaba al sacerdote para eliminarlo. En 1893, luego de que su hermano fuera asesinado, huyó a Venezuela donde permaneció hasta que pudo regresar con seguridad a su labor clerical en Santo Domingo.

Obs.: Se refiere al niño José Andrés Villalón (1889-1971), hijo de su hermana Luisa Morales de Villalón (1865-1895).

El reverendo padre Morales es hermano del general (Agustín) Morales, uno de los opositores de Heureaux y líder en la insurrección de 1893*, en la que perdió la vida. Su hermano, aunque clérigo y conocido amante de la paz, se convirtió en objeto de sospecha tras el asesinato del Presidente, cuyos seguidores parecían decididos a vengarse de él por la muerte de su líder. Ésta es la segunda vez que el Padre Morales ha tenido que huir de su país natal para escapar de la muerte, debido a la oposición de su hermano hacia el gobernante.

*Obs.: La expedición del Fanita, en Montecristi, en la que murió su hermano Agustín, fue el 2 de junio de 1898, no en 1893. La vez anterior, que refiere, fue cuando tuvo que irse a Maiquetía, Venezuela, en agosto de 1895. Posteriormente fue indultado por Heureaux en 1897.

Describe a la gente de Santo Domingo como particularmente amante de la paz, que no haría daño a nativos ni a extranjeros, excepto por asuntos políticos. Afirma que un extranjero puede ir a cualquier parte de la república sin el más mínimo temor de peligro. Sin embargo, en asuntos políticos, las guerras entre facciones se llevan a extremos y matan los adversarios sin escrúpulos .

El padre Morales elogia al presidente interino*, quien, según él, es un hombre del pueblo, que se preocupa por sus intereses. Irá de esta ciudad a Nueva York, donde se pondrá a disposición del arzobispo Corrigan, con la esperanza de que sus servicios sean útiles a la Iglesia en Cuba o en Puerto Rico, donde el idioma que se habla es el mismo que el suyo. Es un hombre apuesto, de tez morena, de unos treinta y cinco años (*) y casi seis pies de estatura. Habla inglés y francés con fluidez, además de su español nativo, y está completamente familiarizado con el curso de los acontecimientos recientes en este país (EU), así como bien informado sobre la historia de hombres prominentes en la política. Tiene la intención de estudiar las leyes, las instituciones y la civilización de los Estados Unidos y, con el conocimiento así obtenido, a su regreso ayudará a sus compatriotas a la ilustración y a la emulación. * Obs.: Horacio Vásquez era entonces el Presidente Provisional. (*)Morales cumpliría 31 años el día 23 de ese mismo mes.

Al hablar de la situación actual en su país, el probable resultado del asesinato del presidente Heureaux y lo que pueda deparar el futuro, el padre Morales afirmó que cuando la agitación actual se haya calmado y las condiciones naturales de sus compatriotas tengan la oportunidad de reafirmarse, la crisis actual se transformará en una situación de paz y tranquilidad. En este momento, todo está en crisis, y sería difícil predecir si habrá una guerra civil o no. La gente es por naturaleza trabajadora y bondadosa, pero como todas las demás naciones del Sur, es impetuosa. Espera ver una situación allí lo más parecida posible a la de Estados Unidos en un país tan diferente. Esta es su primera visita aquí, y el aire general de libertad y civilización es una revelación. A su regreso, trabajará durante el resto de su vida para mejorar la vida de la gente.

“No somos bárbaros de ninguna manera, pero tal vez la civilización de fin de siglo que tienen aquí, por supuesto, va mucho más allá de lo que supuestamente podemos alcanzar en muchos, muchos años, dijo el padre Morales.

“En cuanto a las políticas de Santo Domingo, hay demasiado confusión para cualquier predicción. De una cosa pueden estar seguros, y cualquier nativo de mi país les dirá lo mismo: el General Gómez* afirma que nunca será presidente de Santo Domingo, y dudo mucho que acepte la responsabilidad, si le fuera posible asumirla. Nosotros en Santo Domingo tenemos la mayor veneración por el General Gómez, y creemos que es un hombre demasiado ilustre para entrar en una guerra civil en un país tan santísimo como el nuestro”.

 * Obs.: se refiere al Generalísimo Máximo Gómez, quien había regresado de Cuba el 18 de abril de 1899, tres meses antes del magnicidio de Heureaux.

El padre Morales habló de su hermano, el general Morales, y lo hizo con lágrimas en los ojos. Habló de los años en el exilio, los inconvenientes de sus amigos, los preparativos finales para una revolución, la expedición, las deserciones, la toma de un pequeño pueblo, el avance de las fuerzas federales, las continuas deserciones y finalmente la muerte del general Morales. Aunque casi desconsolado por la muerte de su hermano, el sacerdote está más convencido que nunca de que la mejor manera para que sus compatriotas mejoren su condición no es la lucha continua. Esta tarde visitó Harvard College y los puntos de interés históricos habituales. Ha dedicado un estudio exhaustivo a las constituciones y leyes republicanas, y tras la observación personal espera estar preparado para la tarea que se ha impuesto. La orden sacerdotal a la que pertenece se unirá a él a su regreso, bajo su liderazgo intentará lograr lo que él planea para ellos.

THE GLOBE

Boston, MA., 8 de agosto de 1899.

Entrevista al padre Carlos F. Morales. 

Para Escapar de la Furia de los Amigos de Heureaux

-El Plan Para Asesinarlo llegó a su Conocimiento.

Huyó Inmediatamente con su Sobrinito.

-El Actual Presidente, Dice, es un Hombre del Pueblo.

Uno de los cuatro pasajeros que llegaron a este puerto esta mañana en el vapor frutero Simón Dumois procedente de Santo Domingo fue el reverendo Carlos Morales, quien abandonó su país natal de manera apresurada para escapar de la furia de los amigos del difunto Presidente Heureaux. El reverendo padre Morales era párroco en Sánchez, cerca de Puerto Plata. Había solicitado permiso para descansar de sus labores parroquiales, pero debido a la ausencia de su obispo, quien asiste a la convención de obispos hispanoamericanos en Roma, pospuso su partida para una fecha posterior.

Enviaron emisarios para asesinarlo, y al enterarse sus amigos, le aconsejaron que abandonara el país en el primer vapor. Sin apenas preparación, se apresuró a llegar a Puerto Plata y embarcó en el Simon Dumois, llevando consigo a su sobrinito, hijo de su hermana fallecida, para no ser víctima de la ira de la gente que buscaba disponer de su vida.

El clérigo describe a los habitantes de la isla como una raza singularmente amante de la paz, que no haría daño a nativos ni a extranjeros, excepto en asuntos políticos. Dice que un extranjero podría ir a cualquier parte de la república sin el menor temor a ladrones o asesinos, pero en política las guerras entre facciones se llevan al extremo y se da muerte a los adversarios sin escrúpulos. Habla muy bien del actual presidente, quien, según él, es un hombre del pueblo, preocupado por sus intereses. Rogó no ser entrevistado sobre la situación política, ya que estaba fuera de la política por vocación, y no quería dar ni una sola opinión que pudiera indicar parcialidad y quizás causarle problemas cuando regrese a su país, como espera hacer tan pronto como se resuelvan los problemas actuales.

Esta es la segunda vez que el Padre Morales ha tenido que huir de su país natal para escapar de la muerte debido a la oposición de su hermano al gobernante. En 1893, tras el asesinato de su hermano, también salvó su vida y huyó a Venezuela, donde permaneció hasta que pudo regresar a su trabajo clerical en Santo Domingo. El Reverendo Padre Morales viajará de Boston a Nueva York, donde se pondrá a disposición del Arzobispo Corrigan, con la esperanza de que sus servicios sean útiles a la iglesia en Cuba o en Puerto Rico, donde el idioma del país es el mismo que el suyo.

Es un hombre apuesto, de tez oscura, de unos 35 años y casi seis pies de estatura. Habla inglés y francés con fluidez, además de su español nativo, y está completamente familiarizado con el curso de los acontecimientos recientes en este país, y bien informado sobre la historia de hombres prominentes en la política, a todos los cuales menciona por sus nombres, y de cuyas parcialidades y vida pública habla como si pertenecieran a la historia contemporánea de su propia tierra.

Otro de los pasajeros, que pidió que no se citara su nombre, ya que podría perjudicarlo en sus negocios, ofreció una visión diferente del difunto presidente Heureaux de la que ha llegado hasta aquí por cable. El presidente Heureaux, dice, era un hombre de ideas firmes, cuya ley era sólo su propia voluntad. Ignoraba la constitución del país sin vacilar. Hacía todo cuanto le convenía, y no ofrecía otra excusa sino que era su voluntad.

Como muestra del absoluto uso de la autoridad por parte de Heureaux, el pasajero citó el hecho de que el difunto presidente, sin sanción legal, había emitido 6.000.000 de dólares en papel moneda cuando 1.000.000 habría sido suficiente para las necesidades del país, y esto sin un banco ni un ordenamiento jurídico que garantizara el pago. El resultado fue un abultamiento de los valores y un malestar popular. La estricta vigilancia ejercida por los soldados impidió cualquier conversación en público sobre éste u otros asuntos, y la ausencia de una prensa pública libre dio lugar a que no se conociera el descontento del pueblo. Heureaux se salió con la suya y continuó apretando cada vez más a sus enemigos y recompensando a sus amigos y aliados políticos.

El pueblo soportó su reinado tiránico y el abuso de poder mientras fue posible, y luego surgió el complot para secuestrarlo, que terminó en su asesinato. El orador consideró que los honores públicos que se le otorgaron a Heureaux después de su muerte indicaban el temor de las personas a estar relacionadas con su muerte y sufrir pérdidas de vidas y propiedades por ello, más que una muestra de respeto personal por el gobernante fallecido. La situación política allí, dijo, difícilmente sería comprendida por la gente común de este país. Santo Domingo, aunque una república, difería en muchos aspectos de los Estados Unidos. En primer lugar, había un solo gobierno central para todo el país, y la ejecución de las leyes estaba en manos del Presidente, quien era tan absoluto como cualquier monarca.

Existe una constitución, pero es letra muerta y está casi olvidada por todos. Las elecciones aquí hacen posible que el pueblo esté representado por el presidente, quien, como mucho, es solo el jefe ejecutivo del gobierno, y los ciudadanos de cada estado tienen sus propias leyes para su gobierno local.

Del actual titular en las riendas del gobierno, diría poco, repitiendo casi las palabras del reverendo Padre Morales: «Espero que le dé al país un gobierno pacífico, que traiga prosperidad al país y a su gente.

«El país es naturalmente rico y sería uno de los más felices del mundo si se gobernara adecuadamente para que la gente pudiera dedicarse a actividades pacíficas. Pero debemos esperar a que el futuro lo diga. Personalmente, es un hombre que podría mejorar el país, y todos esperamos que sea él quien lleve a Santo Domingo a la prosperidad y a la prominencia.

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