Autor: licenciado Gregory Castellanos Ruano
Réplica con notas puntuales de: Carlos Danilo Morales Miller
Introducción:
“24 de Octubre de 1903”, Morales Languasco y Puerto Plata”. Es el título de un artículo escrito por el licenciado Gregory Castellanos Ruano sobre el expresidente Carlos F. Morales Languasco, publicado el 22 de octubre de 2020 en un diario de circulación nacional (puede encontrarse en el siguiente enlace: https://elnuevodiario.com.do/24-de-octubre-de-1903-morales-languasco-y-puerto-plata/). En este artículo el autor utiliza una serie de afirmaciones que creo carentes de veracidad y/o fuera de contexto, que se han dicho tantas veces de manera viciosa y reiterada, sobre Morales Languasco, que parecen haber obtenido visos de verdad a fuerza de repetirlas. A continuación, me permito explicar en este espacio algunas de esas afirmaciones que creo erróneas o fuera de contexto, mediante notas con réplicas puntuales, amplias y explícitas.
Texto del artículo con Notas de Réplica puntuales (N. de R):
El veinticuatro (24) de Octubre de mil novecientos tres (1903) tiene lugar la ascensión “de facto” al poder del puertoplateño Carlos Felipe Morales Languasco. Este era hijo de Agustín Morales (oriundo de Saint Thomas), e Isabel Languasco puertoplateña).
Morales Languasco había sido nombrado Gobernador de Puerto Plata en mil novecientos tres (1903) por el Presidente Alejandro Woss y Gil, quien en su intento de obtener el apoyo político del jimenismo, a pesar de no haber permitido que el ex-Presidente Juan Isidro Jimenes contendiese con él en las elecciones para la Presidencia de la República, nombró una gran cantidad de jimenistas en diferentes puestos del Estado e inclusive con anterioridad ya se había hecho acompañar por el tribuno jimenista y ex-Gobernador de Puerto Plata Eugenio Deschamps como candidato a Vicepresidente para dichos comicios. Ello era natural, pues Woss y Gil había sido lilisista y el movimiento que le llevó al poder había derrocado al Presidente Horacio Vásquez, quien, a su vez, se había sentado en el solio presidencial por haber destituido a Jimenes. Observación: El Presidente sólo puede destituir al Vicepresidente si lo hubiese designado. El Vice no puede destituir al Presidente. La palabra correcta es “derrocar”. (C.D.M.M.)
Al producirse el golpe de Woss y Gil contra Vásquez, Jimenes regresó al país pensando que aquél, por haber sido Ministro de Guerra y Marina durante su gobierno se haría a un lado para cederle el poder. Más, como ya hemos dicho, ello no sucedió y Jimenes, a fin de evitar una nueva guerra civil, optó por salir del país. Para recompensar a Jimenes por su acto de buena voluntad, Woss y Gil le nombró Agente Financiero del Gobierno en Europa. Woss y Gil se había juramentado como Presidente Constitucional el uno (1) de Agosto de mil novecientos tres (1903) y poco antes de que cumpliera los tres meses en el poder se produce la insurrección de Morales Languasco. Este y sus seguidores bautizaron su movimiento golpista con el nombre de «Unionista« o «La Unión«, haciendo así alusión a la unión entre jimenistas y horacistas o, lo que es lo mismo, entre bolos y rabuces. Señala Don Rufino Martínez que desde su puesto de Gobernador de Puerto Plata Morales Languasco «hábilmente labraba para servir de factor principal en la conciliación de intereses entre jimenistas y horacistas.« Que para ello se «comunicó con quienes estaban fuera del país,…« (Rufino Martínez: Diccionario Histórico-Biográfico Dominicano, página No. 116, Editora de la UASD, 1971) (Observación: corresponde a la página No. 333 del citado Diccionario)
El pretexto de Morales Languasco y de los unionistas para justificar el golpe fue el de que Woss y Gil buscaba hacer de su gobierno una reminiscencia del gobierno de quien fuera su mentor y puntal, Ulises Heureaux. Esta consigna justificadora fue lo que permitió la alianza de los jimenistas con los horacistas. El Gobernador de Puerto Plata había logrado movilizar a los jimenistas a unirse con éstos alegándoles que Woss y Gil había traicionado a Jimenes porque no permitió que éste volviese a ser Presidente al obstaculizarlo en las dos formas ya indicadas. Así, él, que había sido el principal artífice del distanciamiento y de la enemistad entre Vásquez y Jimenes, ahora aparecía como el unificador de los seguidores de éstos dos expresidentes. Había sido Morales Languasco quien en su anti-horacismo rabioso había imitado la firma del Presidente Jimenes para ordenar el arresto de Horacio Vásquez y de algunos de los principales seguidores suyos, lo que fue causa de que ipso facto éste y sus áulicos respondiesen con el grito de rebelión contra el Gobierno de Jimenes, del cual Vásquez era Vicepresidente.
(N. de R.): Morales Languasco era jimenista, un decidido opositor de Horacio Vásquez y alertó al presidente Jimenes de los aprestos del vicepresidente para derrocarlo, Vásquez siempre quiso imponer su criterio, al presidente, en el ejercicio del Poder. El argumento de que Morales fue el principal artífice del distanciamiento y de la enemistad, entre ambos, fue la excusa del vicepresidente Vásquez para llevar a cabo su propósito golpista. Como cita Bernardo Pichardo: “Casi todo el tiempo que duró su administración, lo consumió el Presidente Jimenes en tranquilizar y complacer al Vicepresidente Vásquez y sus parciales, hasta que en la fecha indicada se levantó en armas aquel contra el Gobierno”. Termina la cita (Resumen de Historia Patria, Página 258). (Fin de la nota).
Continua el artículo: En su pronunciamiento desde Puerto Plata contra Woss y Gil, Morales Languasco se autoproclamó Presidente Provisional de la República. «En la ciudad de San Felipe de Puerto Plata, a los 25 días del mes de octubre de mil novecientos tres, a las diez de la mañana; y previa convocatoria del ciudadano Carlos F. Morales Languasco, jefe de la revolución que en la tarde de ayer se inició en esta ciudad, desconociendo la autoridad del Presidente Alejandro Woss y Gil, se reunieron en la gobernación algunos ciudadanos que firmaron el manifiesto de la revolución, constituidos ad hoc en Junta Revolucionaria. El ciudadano Morales Languasco hizo uso de la palabra y dijo que habiéndose consumado el pronunciamiento de la ciudad, e iniciada por él la revolución contra el expresado Gobierno del general Woss y Gil consideraba como deber suyo depositar en el seno de la Junta las facultades de que hizo uso para dar principio al movimiento; que deba por terminado su cometido y que dejaba así a la Junta en libertad de proceder como mejor tuviese a bien.« Así se instaló en Puerto Plata ese Gobierno Provisional de un hijo de Puerto Plata.
(N. de R.): Es una contradicción plantear que Morales Languasco se autoproclamó Presidente Provisional y a la vez señalar que una Junta Revolucionaria ad hoc levantó y firmó un Acta de Constitución del Gobierno Provisional, proclamándolo. En dicha Junta participaron y firmaron el Acta los generales Carlos Ginebra, Eladio Victoria, Enrique Pou, Eliseo Cabrera, José Vicente Flores, Carlos Nouel, así como otros notables líderes jimenistas y horacistas. (Así consta en el documento AGN: Ministerio de lo Interior y Policía. Libro No. 95. Decretos y Resoluciones del Gobierno Provisional de 1903). (Fin de la nota)
Continua el artículo: En «La Viña de Naboth« Summer Welles sostiene que el Presidente Provisional redujo a prisión al Vicepresidente de la República, Eugenio Desachamps, para negociar con el Gobierno de Woss y Gil, es decir, para obligar a este a tal cosa, pero el traductor de su obra, Manfredo A. Moore, le acota diciendo que el dato es inexacto, que el «Vicepresidente Deschamps no fue reducido a prisión;« que «él se embarcó en Monte Cristi para el extranjero.« (Summer Welles: La Viña de Naboth, tomo II, página No. 73, Editora Taller, 1973)
(N. de R.): Eso no ocurrió, así lo atestigua don Manfredo Moore, Traductor de la Viña de Naboth. Los revolucionarios marcharon a Santiago, donde asentaron el gobierno provisional, se organizaron y marcharon hacia la Capital sitiándola. No hubo negociación alguna con prisioneros. Además, hay documentos que prueban lo contrario. (Fin de la nota).
Continua el artículo: Moore respalda la afirmación de que viajó con Deschamps hasta Navarrete. Queda la incógnita de si Deschamps regresó hacia Puerto Plata, lo cual Moore desconoce. La opinión de Welles sugiere que, de ser cierto, Deschamps lo habría hecho al asumir que Morales Languasco seguía siendo un partidario de Jiménez. Otra hipótesis posible es que la afirmación de que Deschamps fue apresado por el Gobierno Provisional se hiciese para atemorizar a Woss y Gil para contribuir a facilitar las negociaciones con éste.
(N. de R.): Esta “hipótesis”, del apresamiento de Deschamps para negociar con Woss y Gil, es completamente infundada. El documento AGN. Ministerio de lo Interior y Policía. Libro No. 95. Decretos y Resoluciones del Gobierno Provisional en 1903, mediante el cuál el Presidente Morales gestiona la organización de los altos mandos de la Administración Pública, lo desmiente, cuando ordena (punto No. 6): «Telegrafiar al ciudadano Eugenio Deschamps que se halla accidentalmente en Cabo Haitiano, que el Cibao entero es nuestro y que el Gobierno Provisional solicita de ese ciudadano su valioso concurso». El contenido de La Viña de Naboth, como en este relato, tiene muchos desvaríos, que parecen lapsus de Horacio Vásquez al narrarle a Sumner Welles aquel episodio, porque como dice el propio autor de este artículo, la prisión del señor Deschamps fue desmentida por Manfredo Moore, Traductor de dicha obra, quien fue testigo de excepción porque en la ocasión fungía como secretario de Deschamps. Otro lapsus de Vásquez es el de ubicar al general Cáceres, al inicio de la Revolución de la Unión, dirigiendo a los horacistas en apoyo a la revuelta. Cáceres llegó al país, desde Cuba, donde se encontraba exiliado junto a Horacio Vásquez, cuando los revolucionarios de La Unión tenían sitiada la ciudad Capital. Un párrafo, en la bibliografía de La Viña de Naboth, demuestra cuál es el origen del contenido de esa obra, en el que Sumner Welles expresa, cita: “Me es imposible expresar la extensión de mi obligación de agradecimiento a Su Excelencia, el General Horacio Vásquez, Presidente de la República Dominicana, por su ayuda personal, facilitándome información detallada de su participación en la historia de su país durante los últimos cuarenta años, en que le ha tocado un papel tan importante. Me ha concedido tan generosamente su tiempo y su atención, aunque se ha esforzado en refrenarse de modo que su información no tenga el colorido del interés personal, cuando trata de hombres y sucesos que han actuado como él en dirigir los destinos de la República en los últimos años del siglo XIX y en los primeros de este siglo XX. (Pag, 469, Tomo II). (Fin de la cita). Lo peor es que, el contenido sesgado de dicha obra, ha servido de fuente primaria a muchos autores de renombre y su contenido se ha reproducido atribuyéndole total veracidad a pesar de su origen interesado. Si el lector deseara obtener más información, sobre el origen del contenido de La Viña de Naboth, puede a visitar la página web carlosmoraleslanguasco.com y leer el artículo “La Viña de Naboth, Sumner Welles y Horacio Vásquez”. (Fin de la nota)
Continua el artículo: Al ser puertoplateño el que encabezaba la insurrección es lógico suponer que su presencia también contribuía a recabar el apoyo financiero y militar de algunos de los compueblanos que le eran cercanos. El principal apoyo financiero de los insurrectos lo eran las recaudaciones obtenidas por la aduana de Puerto Plata. Como la insurrección de Ignacio María González contra Báez en 1873 (que por cierto también se llamaba «La Unión« o «Unionista«), y la de Luperón contra Cesáreo Guillermo en 1879, las recaudaciones de la aduana de Puerto Plata fueron un factor múltiplemente decisivo para el triunfo de Morales Languasco contra Woss y Gil. Además, hay que tener en cuenta que ya para esta época existía en Puerto Plata una sucursal de la casa comercial de Jimenes.
(N. de R.): Como muy bien cita el autor del artículo, todos los movimientos revolucionarios que hubo en la época fueron financiados con recursos de las aduanas regionales, y el de la Unión no fue la excepción. (Fin de la nota).
Continua el artículo: Al extenderse rápidamente la insurrección Unionista por todo el país y lograr sitiar el último reducto de Woss y Gil, Santo Domingo, es cuando Ramón (Mon) Cáceres, segunda figura del horacismo, regresa al país, haciendo tal cosa por Puerto Plata. Cáceres venía al país procedente de Santiago de Cuba donde se encontraba junto a Horacio Vásquez y a poco de haber entrado por Puerto Plata se topa allí mismo con Juan Isidro Jimenes que también había regresado. El encuentro entre Jimenes y Cáceres se produce en la estación del ferrocarril de Puerto Plata, pues ambos se dirigían hacia Santiago.
Según Pedro Troncoso Sánchez, «Mon (Cáceres), sentía una auténtica satisfacción al ver la posibilidad de que el jimenismo y el horacismo se unieran ahora para formar un gran frente nacional contra las amenazas del carcomido lilisismo, y en la mente de ambos viajeros, se aceptaba implícitamente la idea de proponer la candidatura Jimenes-Cáceres para unas próximas elecciones.« Aunque esto no ´´llegó a mencionarse´´. (Troncoso Sánchez, Pedro: Ramón Cáceres…, páginas Nos. 212 y 213) Cuando Troncoso Sánchez dice que en la mente de ambos viajeros «se aceptaba implícitamente la idea de proponer la candidatura Jimenes-Cáceres…«, a lo que él se refiere es a la circunstancia de que habiendo Horacio Vásquez dicho por aquellos días que planeaba retirarse de la vida política y siendo Cáceres la segunda figura en importancia del horacismo, lo más probable sería entonces que el movimiento unionista de Morales Languasco presentaría para las elecciones la candidatura ya expresado por Troncoso. Sin embargo, los hechos habrían de demostrar otra cosa.
(N. de R.): De hecho, Morales había logrado la unión de ambos bandos y, aunque había conducido al movimiento de La Unión hacia el triunfo, parecería que cualquier fórmula de una candidatura era aceptable, salvo una que lo incluyera a él. Resulta, además, un tanto extraña la apreciación del citado autor, respecto a su percepción extrasensorial de la “auténtica satisfacción” que sintió Ramón Cáceres al encontrarse con Juan Isidro Jimenes en Puerto Plata, así como de captar lo que “pasaba por la mente” de ambos viajeros. La imaginación humana puede llegar a extremos increíbles, tanto cuando quiere elogiar, como cuando quiere denostar. El mismo autor del artículo resalta la rivalidad que existía entre ambos personajes, cuando argumenta más adelante que Morales era “sabedor de que los horacistas no permitirían que Jimenes volviese a gobernar teniendo ellos la posibilidad de impedirlo”. Al enterarse del proceso exitoso de la Revolución de la Unión, Cáceres había llegado desde Cuba a gestionar que sus partidarios ocuparan las mejores posiciones en el nuevo gobierno. Él era enemigo acérrimo de Jimenes y había sido clave en su derrocamiento un año y siete meses antes. Poco tiempo después, cuando los jimenistas se levantaron en armas e iniciaron La Desunión, Cáceres envió a Juan Isidro Jimenes la siguiente nota, cita:
“Todos los esfuerzos fueron en vano, aunque aceptamos a uno de sus más íntimos amigos, a un hombre capaz de ofrecernos garantías definitivas; los sórdidos intereses que siempre han gobernado sus acciones políticas, tanto en Santo Domingo como en Haití, fueron obstáculos insuperables que ni el bienestar público ni nuestros elevados propósitos por salvar el país pudieron vencer”.
“Cuando usted comenzó la revolución no nos dejó otro camino que el de defender al gobierno y al orden público. Usted es el único individuo responsable de todas las desgracias que puedan ocurrir como consecuencia de esta guerra desastrosa y traicionera”.
“Usted lo ha querido así, y así será; y de ese modo el país, de una vez por todas, lo apoyará a usted y a los que lo rodean, partidarios del desorden, de las conspiraciones, del robo de los fondos públicos, o nos apoyará a nosotros…. Los únicos que en verdad deseamos el bienestar de esta desgraciada tierra”.
“Nuestros caminos están bien definidos. Basta por el momento. Sé perfectamente que estoy condenado a muerte por usted y sus amigos; y por tanto, le advierto que usted lo está por mis amigos, y por mí mismo en persona”.
Ramón Cáceres (Termina la cita)
Continua el artículo: Una vez tomada la Capital por las fuerzas unionistas, Morales Languasco declaró allí que quien retornaría al poder gracias a su movimiento insurreccional sería Juan Isidro Jimenes. Es este episodio de la vida de Morales Languasco el que quizás refleje en toda su magnitud la astucia del ex cura, General y Presidente. En efecto, sabedor de que los horacistas no permitirían que Jimenes volviese a gobernar teniendo ellos la posibilidad de impedirlo; que aquéllos sólo apoyarían a un líder salido de sus propias filas o al mismo caudillo Vásquez o, quizás, a él mismo, es decir, a Morales, tal y como lo habían venido haciendo desde el pronunciamiento de Puerto Plata, el ex cura ahora convertido en Presidente de la República sabía también a qué atenerse al dar a conocer esa noticia.
(N. de R.): Esa declaración fue hecha por Morales en Puerto Plata al inició del movimiento revolucionario, no en Santo Domingo. La oposición para que se le entregara la Presidencia a Jimenes, de manera pura y simple, surgió precisamente a la llegada de Cáceres a la Capital sitiada. En todo caso, lo que convenía era mantener la unión lograda desde el principio entre jimenistas y horacistas, evitando una ruptura violenta como luego ocurrió. (Ver: “La República Dominicana- Ramón Marrero Aristy, página 294). (Fin de la nota)
Continua el artículo: Morales buscaba crear recelos entre los horacistas a fin de que estos se pronunciasen negativamente sobre el particular. Cuando así lo hicieron se dibujó nuevamente en el ambiente el espectro de la guerra civil, lo que quería Morales Languasco para que los dos bandos políticos ante la perspectiva trágica serenasen sus ánimos y depusieran sus objetivos primigenios y optasen por la alternativa de seguir apoyando a aquél que había logrado la convergencia y unidad de los dos grupos.
(N. de R.): Me parece un contrasentido plantear que Morales quería enfrentar a ambos bandos, cuando la unificación de éstos había sido la clave del equilibrio que le había permitido mantener el liderazgo dentro del movimiento. (Fin de la nota)
Continua el artículo: Ya Jimenes había lanzado su candidatura a la Presidencia haciéndose acompañar por el General Andrés Pichardo (a) Guelito como candidato vicepresidencial. No obstante ello, Morales lanzó la suya haciéndose acompañar por Cáceres como compañero de boleta. Si Morales Languasco hubiera puesto en marcha su plan de alcanzar la Presidencia por la vía constitucional antes de que Jimenes presentara su candidatura quizás el mismo hubiera fructificado. Hay que tomar en cuenta que ya Jimenes había tenido la experiencia de Woss y Gil y probablemente fue eso lo que le impelió a lanzar rápidamente su candidatura presidencial en esta nueva ocasión. Morales Languasco, naturalmente, también tenía pleno conocimiento de cómo se habían desarrollado los acontecimientos posteriores al derrocamiento de Vásquez y quizás a consecuencia de ello fue que quiso emular al lilisista o colituerto Woss y Gil para quedarse rigiendo los destinos de la Nación.
Como ya el caudillo de los jimenistas había dado a conocer que aspiraba otra vez a la Primera Magistratura, el ex cura puertoplateño decretó que las elecciones tendrían lugar los días 16 y 17 de Enero de 1904 y acto seguido proclamó que participaría en las mismas. Habiéndose postulado ya Jimenes por su bando, era lógico que Morales no podía contender con él para obtener el apoyo de los bolos, puesto que la gran mayoría de éstos seguían ciegamente a su caudillo. Es por ello que el General puertoplateño decide entonces apoyarse en el horacismo.
(N. de R.): En los párrafos anteriores hay una clara contradicción, cuando primero dice: “Ya Jimenes había lanzado su candidatura a la Presidencia haciéndose acompañar por el General Andrés Pichardo (a) Guelito como candidato vicepresidencial. No obstante ello, Morales lanzó la suya haciéndose acompañar por Cáceres como compañero de boleta”. Luego dice: “Como ya el caudillo de los jimenistas había dado a conocer que aspiraba otra vez a la Primera Magistratura, el ex cura puertoplateño decretó que las elecciones tendrían lugar los días 16 y 17 de Enero de 1904 y acto seguido proclamó que participaría en las mismas”. Luego, si Jimenes había anunciado ya su candidatura, Morales no pudo decretar la fecha de las elecciones y acto seguido proclamar que participaría en las mismas, salvo que Jimenes hubiera lanzado su candidatura antes de haber sido decretadas las elecciones y fijada la fecha.
Las elecciones fueron fijadas por Decreto el 8 de diciembre de 1903, el día 12 fue anunciada la candidatura Jimenes-Pichardo y el 13 la de los horacistas Morales-Cáceres. El día 14 de diciembre los jimenistas se levantaron en armas (La Desunión) tan pronto se enteraron de que Morales había aceptado la candidatura ofrecida por los horacistas. El 20 de ese mismo mes, luego de la Desunión, fueron destituidos los ministros jimenistas Manuel Arturo Machado, de Relaciones Exteriores, y Miguel Andrés Pichardo, de Interior y Policía. Documentos: (1) AGN: Libro No. 28. Correspondencia de la Presidencia de la República en 1903-1904 (d./f. 08/12/1903) y (2) AGN: Libro No. 28. Correspondencia de la Presidencia de la República en 1903-1904 (d./f. 13/12/1903).
Como es fácil colegir, decir que Morales “lanzó su candidatura haciéndose acompañar de Cáceres en la boleta” carece de la lógica más elemental, pues Morales no tenía autoridad dentro del partido horacista y era absurdo que pudiera hacerlo por iniciativa propia. Cáceres ofreció la candidatura de los horacistas a Morales después que Jimenes anunciara la suya. Morales no era líder de ninguno de los dos bandos y no podía decidir las cosas a su conveniencia, apenas había logrado que participaran juntos en el movimiento. Algunos autores plantean el asunto de manera imprecisa llevando confusión al lector, como es el caso, alegando unos que Morales lanzó su candidatura a pesar de haberlo hecho ya Jimenes, y otros que Jimenes no aceptó ser sustituido por su subalterno, cuando en todo caso Morales iba a formar parte de la candidatura de un partido diferente y no a sustituir a Jimenes en la suya. (Fin de la nota).
Continua el artículo: Al parecer Morales creía que Jimenes reproduciría la actitud de salir del país para evitar la catástrofe de una nueva guerra civil tal y como hizo cuando decidió no oponerse a la ambición presidencial de Woss y Gil. Y quizás animado por esta creencia fue que tácitamente se definió como el único capaz de garantizar la paz social del país cuando en una proclama subsiguiente al lanzamiento de su candidatura dijo: «Mi viejo amigo don Juan Isidro Jimenes, quien ha sido el director de la causa por la cual yo he hecho tantos sacrificios, me encontrará siempre leal; y el General Horacio Vásquez, quien en la actualidad vive retirado en un país extranjero, pero cuyo lugar en la dirección del partido ha sido ocupado por el General Ramón Cáceres, candidato a la Vice-Presidencia, también encontrará en mí una garantía para sus intereses«. (Summer Welles: La Viña…, pág. No. 76). Más que nada esto también era un último llamado a los jimenistas. Morales Languasco, a pesar de haber lanzado ya su candidatura, había dejado en su Gabinete dos prominentes jimenistas (el General Pichardo, antiguo lilisista, Ministro de Interior y Policía, ahora también candidato vicepresidencial jimenista, y Manuel Arturo Machado, Ministro de Relaciones Exteriores), con la confianza de que ello contribuiría a que los dos bandos continuasen viendo en él un ente de moderación y concordia.
(N. de R.): Desde el principio de las acciones Morales había sido el factor de unidad entre ambos grupos y era la persona que podía mantenerlos unidos. Como le manifestó Cáceres a Jimenes en aquella ríspida carta, citada precedentemente, que le envió luego de que los jimenistas se levantaran en armas. El mantenimiento de los jimenistas Pichardo y Machado en el Gabinete, después que Jimenes y sus partidarios se levantaran en armas, es una muestra fehaciente de que Morales no era sectario. Durante todo su mandato trató de gobernar con los mejores hombres, lo que a la postre le generó serios inconvenientes con los horacistas, como se refiere más adelante respecto al licenciado Pelegrín Castillo, a Bernardo Pichardo y al general Fermín Pérez, entre otros. (Fin de la nota).
Continua el artículo: Pero ya Jimenes, que había regresado al país confiando en que aquél que otrora le había dado muestras de ser su más fiel seguidor habría de allanarle el camino a la Presidencia, estaba decidido a quedarse y a ser Presidente nuevamente. Y es que Jimenes no podía permitir que uno que antes había sido tan sólo un segundo suyo le disputase el máximo cargo estatal ya que de avenirse a los deseos de Morales Languasco, tal cosa significaría una erosión de su liderazgo sobre sus seguidores, quienes hubieran visto en tal actitud una falencia o debilidad suya, lo que, además, hubiera podido repercutir en que muchos de esos seguidores a la larga simpatizasen con Morales. En una ocasión en que Morales se encontraba ausente, los horacistas, que constituían mayoría en el Gabinete, depusieron a los dos ministros jimenistas Pichardo y Machado. Parece ser que esta acción de los horacistas, que «per se« constituía la liquidación del unionismo y que no fue revocado por Morales, llevó a los jimenistas a la convicción de que Morales Languasco y los horacistas no celebrarían unas elecciones libres, que iban a mantenerse en el poder a como diera lugar. Pocos días después de la señalada destitución ministerial, los jimenistas lanzan el grito de guerra contra el Gobierno del Presidente Provisional Morales Languasco.
(N. de R.): Lo anterior es una repetición del mismo asunto. La rebelión de los jimenistas ocurrió el día 14 de diciembre, al enterarse de que Morales había aceptado la candidatura ofrecida por los horacistas. La destitución de Pichardo y de Machado fue con posterioridad. (Fin de la nota).
Continua el artículo: El movimiento de los insurgentes rápidamente se extendió por todo el país. La alegoría de Gimbernard sobre el particular retrata magníficamente la situación militar prevaleciente poco tiempo después de haber estallado la insurrección: «A favor del gobierno, como dos torrecillas sobresaliendo en un embravecido mar, quedaban tan sólo el Gral. Cáceres y un grupo -en una loma- y el Gral. Jesús María Céspedes -en la playa de Sosúa-.«(Gimbernard, J.: Historia de Santo Domingo, sexta edición reformada, página No. 401). Al caer Puerto Plata en manos de los jimenistas, que a la sazón contaban allí con personas de bastante prestancia social, el General puertoplateño y horacista Jesús María Céspedes estableció un foco guerrillero en Sosúa al cual rápidamente el pueblo denominó «La Pringamosa«. Según don Rufino Martínez, se le denominó así como expresión de semejanza por su calidad, con la hoja así llamada y de efecto corrosivo rosada con la piel.« (Martínez, Rufino: Diccionario Histórico-Biográfico Dominicano, Pág. No. 116).
A consecuencia de la apretada situación militar de su Gobierno, el Presidente Morales decretó el bloqueo de varios puertos del país, entre los cuales se encontraba el de su ciudad natal, Puerto Plata. Gracias a este bloqueo la guerrilla del General Jesús María Céspedes pudo ser abastecida de pertrechos y alimentos, ambos elementos necesarios para poder sostener la guerra contra el enemigo jimenista, pero no sólo le fue suministrado esto a las filas de la guerrilla, sino también hombres. Para tal fin desembarcaron en Sosúa algunos generales del Gobierno. Entre ellos cabe mencionar a Cirilo de los Santos (a) Guayubín. Por tierra también recibió Céspedes alguna ayuda, como fue el caso del Juan José Florimón, de Matanzas, quien envió a Daniel Shephard de refuerzo. En una ocasión el mismo Mon Cáceres, acosado por las fuerzas jimenistas llegó a Sosúa a reponerse y buscar ayuda. La guerrilla del General Céspedes, quizás el más fiel de los hombres de armas a Languasco, recibía también el apoyo y la cooperación de las fuerzas navales norteamericanas. Estas hicieron acto de presencia en el puerto de mar de la plaza cuando éste al frente de ellas la atacó.
(N. de R.): Siempre se ha dicho, de manera axiomática, que el gobierno de Morales recibió apoyo de las fuerzas navales norteamericanas, sin aportar algún dato preciso de ello, solo conjeturas. Porque no ocurrió nunca, ni siquiera en el momento más difícil, cuando fue derrocado. Si así hubiera sido, ¿Cómo se explica el panorama de la situación precaria que señala tenía el gobierno, como ha citado antes el autor del artículo mediante la “alegoría de Gimbernard, que retrata la situación militar prevaleciente poco tiempo después de haber estallado la insurrección”, cito: «A favor del gobierno, como dos torrecillas sobresaliendo en un embravecido mar, quedaban tan sólo el Gral. Cáceres y un grupo -en una loma- y el Gral. Jesús María Céspedes en la playa de Sosúa”. Tampoco tiene sentido que, contando con el apoyo de un buque de guerra norteamericano la situación fuera tan apretada que tuviera que ir por mar el mismo presidente Morales, a bordo del buque Independencia, a bombardear la ciudad en apoyo a sus partidarios. Un buque de guerra que siempre estuvo presente en el puerto de mar de la plaza, como había otros en los puertos aduaneros dominicanos a partir de la firma del Protocolo de enero de 1903, que dicen ofreció “apoyo indirecto” a los del gobierno con su presencia. Pero ¿Qué significa que un buque de guerra ofrezca apoyo indirecto? ¿Con su sola presencia, que era permanente allí? ¿Sin combatir? (Fin de la nota).
(Continua el artículo: Ricardo (Bubul) Limardo fue el principal colaborador del General Céspedes. Bubul continuamente animaba a Céspedes y lo acompañó desde el principio en su pronunciamiento en Sosúa. Los partidarios de Jimenes en otras partes se encontraban tan resentido por la ayuda norteamericana a las tropas horacistas en la toma de Puerto Plata y por la actitud oportunista de los otrora jimenistas en esta ciudad que el General Desiderio Arias, uno de los bolos más prominentes, le dice a su caudillo, refiriéndose a Puerto Plata, en una carta: «Cuando volvamos a ocupar Puerto Plata no debe extenderse en consideraciones especiales a nadie, y menos a extranjeros tales como…quienes deben ser expulsados a patadas del país, para que no vuelvan nunca, sin ponerle atención alguna ni a los Cónsules ni a los Americanos…Cuando vaya a atacar a Puerto Plata, ofrézcale a las tropas permiso de saquear la ciudad, y usted verá que contentos se ponen y con qué avidez ponen manos a la obra. Soy siempre su amigo, Arias.« (Welles: La Viña…, página No. 78).
(N. de R.): Decir que la carta de Desiderio Arias, en ocasión de la toma de Puerto Plata, fue motivada por la ayuda militar norteamericana es una conjetura, pues éstos no podían ser echados a patadas. La causa fue, cito: “según parece, por la cooperación que desde el interior de la ciudad prestaron comerciantes de nacionalidad u origen extranjero”.(Ver. “La República Dominicana- Ramón Marrero Aristy, página 299).
Las fuerzas militares norteamericanas que estaban presentes, eran los buques de guerra que habían llegado a los puertos aduaneros, a partir de la firma del Protocolo de 1903 entre Vásquez y los Estados Unidos, y no participaron en acciones bélicas, salvo los dos acorazados que llegaron a Santo Domingo algunos días después de la muerte del maquinista de un buque de guerra que estaba en el puerto, los cuáles bombardearon el poblado de Pajarito luego de ser agredidos por revolucionarios que asediaban la Capital. Los norteamericanos no tenían motivo para ayudar a ninguno de los bandos en pugna, sin embargo, ambas partes alegaban que éstos ayudaban a sus contrarios. El Presidente Morales también se manifestó inconforme, varias veces, debido a la supuesta ayuda de los norteamericanos a los revolucionarios. Cito dos ejemplos:
1-Agente Comercial de Estados Unidos en Samaná protege a jefe rebelde.
Mediante correspondencia de fecha 20 de enero de 1904, el Delegado y Gobernador de Samaná informa al ministro de Interior que el Agente Comercial de los Estados Unidos en Samaná protege al señor Carlos Anderson en una finca de su propiedad”. Documento AGN: Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro No. 54 de 1904. Pp.340-41. (Libro “Documentos del Gobierno de Carlos F. Morales Languasco” Pág. No. 84).
2-Gobierno Dominicano eleva queja ante el Gobierno de los Estados Unidos.
En fecha 19 de marzo de 1904 el Ministro de Relaciones Exteriores remite una correspondencia al Encargado de Negocios de los Estados Unidos de América, haciendo de su conocimiento la queja del Presidente Morales respecto a la conducta poco amistosa hacia el Gobierno Provisional, del Comandante del buque de guerra norteamericano estando San Pedro de Macorís en poder de los revolucionarios, haciendo causa común con grupos armados en abierta hostilidad contra un Gobierno reconocido por esa nación”. (AGN: Ministerio de Relaciones Exteriores L.315-317. E-15. Libro B. (Libro Documentos del Gobierno de Carlos F. Morales Languasco”, página No. 97). (Fin de la cita)
Continua el artículo: Cuando en Santo Domingo el crucero norteamericano «Newark« disparó sus cañones contra los sitiadores jimenistas acampados en Villa Duart (Pajarito), y desembarcó sus marines, el cura puertoplateño Lic. Rafael Conrado Castellanos y Martínez escribió una nota de protesta y en persona se dirigió a buscar las firmas de otros prominentes ciudadanos entre los que se encontraban Mario Saviñón, el educador Federico Henríquez y Carvajal, el escritor Miguel A. Garrido, Dr. R. Coiscou, Enrique Deschamps, Dr. Ramón Báez, General Carlos Parahoy, Octavio Mella y Max Enrique Ureña.
El Padre Castellanos, bajo cuya dirección se encontraba la edición de «El Criterio Católico«, imprimió la protesta en hojas sueltas en la Tipografía Eclesiástica y las hizo circular. Narra Vetilio Alfau Durán en su Introducción a la recopilación de escritos del Padre Castellanos que: «La viril y patriótica protesta circuló en la tarde del 12, y en las primeras horas de la noche, como gaje de la feroz persecución desatada contra el autor de aquella singular manifestación de dignidad ciudadana, fue «más que allanado, casi saqueado el Palacio Arzobispal,…«
Sigue Alfau Durán narrando que: «Gracias a una estratagema puesta en práctica por el Prelado (Meriño.GC), mientras acompañaba a los secuaces del Gobierno cuando recorrían en sus pesquisas las habitaciones y dependencias de la residencia arzobispal, logró el Padre Castellanos no ser visto, escaparse del recinto y refugiarse en la Legación de Haití, bajo cuyo amparo embarcó el día 27 rumbo a Santiago de Cuba, adonde arribó dos días después como exiliado político.«
(Padre Rafael C. Castellanos: Obreas, tomo I, páginas Nos. 17 y 18).
(N. de R.): El bombardeo a Pajarito (Villa Duarte) por los cruceros norteamericanos Newark y Columbia, ocurrió como ya hemos citado. Mientras uno de los buques entraba al puerto, escoltando el buque de carga New York, los revolucionarios que se encontraban en Pajarito descargaron sus fusiles contra dichos buques provocando que los bombardearan y desembarcaran marinos en lanchas hacia ese lugar, ametrallando el caserío. Luego circuló, entre los pobladores de la Capital, la versión de que aquella acción de fuerzas extranjeras contra los revolucionarios había ocurrido para favorecer al gobierno, lo que al parecer motivó al Padre Castellanos a hacerse eco e iniciar una campaña subversiva e injusta contra el presidente Morales, sobre la base del rumor público y en medio de un proceso de guerra tan intenso, como si aquel incidente, que ocurrió como una respuesta inmediata, hubiera sido responsabilidad del Presidente. Si el lector deseara tener una información más amplia sobre dicho episodio, le invitamos a buscar el artículo “Errores Históricos sobre el Bombardeo a Villa Duarte”, así como también la versión de los norteamericanos sobre aquel incidente, en inglés, con el título: “Santo Domingo Affair 1904”, en el enlace: https://en.wikipedia.org/wiki/Santo_Domingo_Affair, y usar la opción “Traducir”. (Fin de la nota).
Continua el artículo: Castellanos era cura y fue Diputado al Congreso Nacional en 1899 tras la caída del régimen de Heureaux; Morales había sido cura y fue Diputado en 1901. Teniendo a Puerto Plata bajo control, las tropas gubernamentales bajo el mando de Jesús María Céspedes se dirigieron hacia Santiago, sede del Gobierno establecido por los rebeldes, y donde convergieron con las del General Cáceres desalojando así a los insurrectos de aquella ciudad y teniendo éstos que retroceder a la zona donde eran más fuertes, Monte Cristi, siéndoles pisados los talones por las fuerzas militare del Gobierno. Este designó a Céspedes como delegado suyo con la misión de negociar con los insurrectos el cese de la guerra civil. Esto se logró gracias a la mediación del Comandante Dillingham, del buque de guerra norteamericano «Detroit«. El pacto de paz se firmó a bordo de un buque norteamericano surto en las aguas de Monte Cristi y es muy probable que haya sido a bordo del mismo «Detroit«, como también es probable que este haya sido uno de los buques de guerra norteamericanos que hicieron acto de presencia en el puerto de Puerto Plata para ayudar al General Céspedes a tomar la plaza.
(N. de R.): Lo que el autor del artículo describe, respecto al crucero norteamericano Detroit, que estaba allí como todos los otros buques de guerra norteamericanos que habían llegado a los puertos aduaneros del país, luego de la firma del Protocolo de enero de 1903, estaba haciendo exactamente lo mismo que él dice más adelante en una cita: “John T. Abbott, llegó a Puerto Plata a bordo de un buque de guerra norteamericano de los que formaban la cuadrilla naval enviada allí a tal objeto” (en referencia a las aduanas). Termina la cita. Allí se firmó el Pacto de Paz entre las partes de mutuo acuerdo, por ser un espacio neutral, sin imposición alguna. Mediante ese acuerdo realizado el 13 de junio de 1904 el gobierno le concedió a los generales Demetrio Rodríguez y Desiderio Arias el dominio de esa región en completa autonomía e involucraba la aduana de Montecristi. (Fin de la nota)
Continua el artículo: A los jimenistas, encabezados por Desiderio Arias, uno de los dominicanos que más se ha destacado por su labor subvertidora de gobiernos, y Demetrio Rodríguez, el hombre-símbolo, como le llama Balaguer en uno de sus discursos, se le concedió la gobernación de Monte Cristi a cambio de no mantener campaña insurreccional alguna contra el Gobierno de Morales Languasco. Este designó, a su vez, a Jesús María Céspedes Gobernador de Puerto Plata, y a Ricardo (Bubul) Limardo Gobernador del Distrito Pacificador. Nos dice don Rufino Martínez, que en Puerto Plata «…Jesús María Céspedes, secundado por Bubul Limardo, como general vencedor y con los recursos del gobierno a su disposición, les tenía asegurados a los rabuces el apoyo de los principales elementos del comercio y la industria, con lo cual se completaba el más entero prevalecimiento político.« (Martínez, Rufino: Del Puerto Plata de ayer, Editora del Caribe, 1963, página No. 115).
Poco antes de escribir ese párrafo, don Rufino Martínez sostiene que no obstante ello Puerto Plata «conservaba todavía inclinación a los bolos, y en cualquier corrillo era tema preferido el de la política, seguida con la ansiedad de quien espera el triunfo de su causa.« (Páginas Nos. 114 y 115). Aún cuando eso hubiese sido verdad, lo cierto es que a partir de entonces Puerto Plata era conocida en el país como una zona donde predominaban los horacistas. Es más: esto es comprobado por Julio Genaro Campillo Pérez, quien a consecuencia de sus estudios sobre la evolución histórica de las elecciones presidenciales dominicanas consigna en la página No. 121 de su obra «El Grillo y el Ruiseñor« que eran «zonas colúas« las «Comunes de Puerto Plata y Bajabonico«. Pero rápidamente anota que «es conveniente aclarar que la parcialidad de estos sitios no era estrictamente fija en favor de uno u otro bando, así como también que en ellos no había simpatizantes de la facción contraria, aunque probablemente en forma minoritaria«. (Página No. 121)
Después de pacificado el país, Morales viajó varias veces a su pueblo natal. En él su Gobierno venía siendo objeto de ataques virulentos por algunos articulistas de los periódicos «El Porvenir« y «El Boletín de Noticias«, ambos editados por Pedro Castellanos (a) Pita, quien era hermano de la esposa del Presidente Morales Languasco. Pita Castellanos además era el encargado por aquel entonces de la Biblioteca Municipal, la cual se encontraba ubicada en la parte baja del quiosco victoriano del Parque Central. La Gobernación de Puerto Plata se hallaba situada, a su vez, frente a dicho parque (exactamente donde muy posteriormente se encontraba el restaurant «Maguá«, luego conocido bajo otra administración como restaurant «El Palco« y luego se instaló ahí un pequeño banco). En uno de esos viajes a Puerto Plata, el Presidente visitó la Gobernación y al salir de ella se dirigió solo hacia la Biblioteca Municipal. Una vez allí, el Presidente le requirió a Pita la razón por la cual él permitía esos ataques contra el Gobierno si ellos se encontraban emparentados. Pita, hombre de carácter acre, le respondió con acritud que hiciera el parentesco a un lado e hiciera lo que él (Morales Languasco) considerase. Molesto con aquella falta de respeto de parte de su cuñado, el Presidente Morales Languasco hizo uso de un silbato con el cual acostumbraba llamar su guardia pretoriana. Esta acudió presta y recibió la orden tajante y reflejadora de la ira presidencial de conducir de inmediato en calidad de detenido a Pita a la fortaleza municipal. Lo que fue cumplido. Tuvo que intervenir la esposa del Presidente de la República para solicitar la libertad de su hermano. Al hacerlo ella se dirigió al Jefe de Estado de esta forma: -«Carlos Felipe, recuerda que Pita no es sólo mi hermano, él es más que eso, es mi padre; por favor ordena que lo suelten. «A la muerte del padre de la esposa del Presidente Morales, había sido Pita quien había tenido la carga de mantenerla a élla y a sus demás hermanos. De ahí que con razón le tuviera por su padre. La esposa de Morales Languasco se llamaba Aurelia Castellanos (a) Lela. Este episodio, anecdótico si se quiere, retrata el carácter del ex – cura: el de un hombre que no se arredra ante nada.
(N. de R.): Con Pedro Antonio Castellanos Pelegrín (a) Pita (abuelo del autor del presente artículo), sucedió algo parecido a lo ocurrido con el padre Rafael Conrado Castellanos. Como se describe más adelante, el Modus Vivendi fue una medida administrativa para dar vigencia a la Convención de 1905, que fue generada por el Laudo Arbitral, pero debido a la intransigencia de los acreedores europeos y sus buques de guerra, que amenazaban con tomar las aduanas por la fuerza, hubo que transferir la administración de las aduanas dominicanas a un recaudador designado por los Estados Unidos, porque los europeos no aceptaban que lo hiciera el gobierno dominicano.
Al momento de poner en vigor el Modus Vivendi, que no fue un capricho del Presidente Morales (como todavía algunos prefieren creer), su cuñado Pedro (Pita) Castellanos (que era dos años menor que su hermana Aurelia (a) Lela, la esposa de Morales) manejaba la imprenta de la familia desde que falleció su padre, Manuel, en 1894, donde se imprimía el periódico “El Porvenir” y, como el rumor público condenaba el hecho de que extranjeros intervinieran las aduanas, éste emprendió una campaña pública con ribetes subversivos contra el Presidente de la República, como si se hubiera tratado de un deseo o capricho de éste, con las consecuencias que ha expuesto. (Fin de la nota).
Continua el artículo: A fin de asegurarse en el poder Morales Languasco buscó afanosamente el apoyo norteamericano desde un principio, pues lo consideraba como la única alternativa para evitar que el horacismo le diese un golpe de Estado ya que el partido político del cual él había salido a la palestra pública no le brindó apoyo alguno, sino que le hizo la guerra. Morales Languasco llegó a solicitar un protectorado por cincuenta (50) años a los Estados Unidos y aunque como tal no pudo ser obtenido siguiendo los debidos procedimientos constitucionales y legales, a la postre, en virtud de un acuerdo firmado el siete (7) de Febrero de mil novecientos cinco (1905), el Gobierno de Estados Unidos podía ayudar, vale decir, intervenir en la República Dominicana para conservar el orden, o, lo que es igual, a ayudar al Gobierno dominicano -que era el de Morales Languasco- a mantener el orden en caso de que se produjese una revuelta en su contra.
(N. de R.): El Protectorado a que se refiere el autor del artículo, fue el “Proyecto de Tratado de Alianza, Amistad y Reciprocidad” que el Presidente Morales propuso al gobierno de los Estados Unidos el 8 de enero de 1904, mediante el cual podía obtener algunas facilidades sin exponer la independencia o soberanía de la República. Pero esa propuesta fue rechazada por dicho gobierno y no tiene ningún vínculo con el acuerdo del 7 de febrero de 1905, que fue la Convención firmada en esa fecha para concretar los términos del Laudo Arbitral, que imponía obligaciones a la República sin recibir ninguna ayuda. Cuando el Tratado de Alianza, Amistad y Reciprocidad fue propuesto, el 8 de enero, ya los jueces del Tribunal Arbitral estaban deliberando en Washington desde mediados de noviembre, en lo que resultaría el Laudo Arbitral emanado el 14 de julio de 1904.
El Tratado de Alianza Amistad y Reciprocidad fue desestimado de plano por el gobierno de los Estados Unidos, porque ya tenían en proceso el Laudo que les permitiría lograr sus propósitos sin tener que ceder nada a cambio, como refiere al respecto Ramón Marrero Aristy: “El Plan Roosevelt acabaría de convertir a la República en un protectorado de los Estados Unidos, pero sin asumir la responsabilidad de ayudar al país sometido a alcanzar metas de desarrollo y educación más elevadas, sino únicamente asegurando su control económico y político, sin que ello irrogare gastos al Estado norteamericano. (La República Dominicana. Ramón Marrero Aristy. Página No. 303)
Observación: Los textos completos de dichos tratados pueden encontrarse en la página web: carlosmoraleslanguasco.com en los enlaces que se incluyen a continuación:
1-“Protocolo de enero de 1903”: https://carlosmoraleslanguasco.com/?s=Protocolo.
2-«Proyecto de «Tratado de Alianza, Amistad y Reciprocidad”: https://carlosmoraleslanguasco.com/?s=Tratado+de+amistad.
3-“Laudo Arbitral de 1904″: https://carlosmoraleslanguasco.com/?s=Laudo+Arbitral.
Morales Languasco nunca tuvo el apoyo militar norteamericano, ni lo solicitó. No he visto un documento que confirme que en algún momento lo hizo, por el contrario, hubo ocasiones en que le ofrecieron ayuda y éste la rechazó, como puede apreciarse en un documento (AGN: Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro No. 54 de 1905. Pág. 278 de fecha 21 de enero de 1904), en que el gobierno declinó la ayuda ofrecida por el Encargado de Negocios de Estados Unidos, de enviar marinos norteamericanos custodiando los buques mercantes de esa nación hacia el puerto de la Capital, a la vez que le informaba que el gobierno “hará custodiar los vapores por una guardia que irá a bordo de los mismos durante su trayecto por el río”.
A diferencia de lo ocurrido el 30 de diciembre de 1905, luego de que el presidente Morales saliera el 24 en la noche hacia Haina, para dirigirse en el crucero Independencia hacia Montecristi con recursos y pertrechos militares, a reunirse allí con Demetrio Rodríguez y las fuerzas jimenistas. En aquella ocasión Morales sufrió la fractura de la tibia de su pierna derecha al caer una noche por una pendiente. Los horacistas estaban ajenos a dicho percance y suponían que Morales iba a bordo del crucero hacia Montecristi, por lo que en la fecha antes citada el ministro de Relaciones Exteriores, Emiliano Tejera, envió el Oficio No.293 (AGN: Ministerio de Relaciones Exteriores. Libro No. 58 B de Actas de 1904 a 1907), en el que solicitaba al Ministro Residente de los Estados Unidos, dar instrucciones para que los buques de guerra norteamericanos atacaran al buque dominicano. Dos días después, 1 de enero de 1906, le remitió otra comunicación quejándose amargamente porque no había correspondido. Oficio No. 295 d/f 1 de enero de 1906, Doc. AGN: Ministro de Relaciones Exteriores. Libro No. 58 de Actas de 1904 a 1907. (Fin de la nota).
Continua el artículo: Como en mil novecientos (1900) y en mil novecientos tres (1903) los gobiernos europeos cuyos ciudadanos tenían bonos de la deuda externa dominicana (oneroso rosario cuya primera cuenta lo fue el empréstito Hartmont concertado por Báez durante su gobierno de «los seis años«), enviaron varios de sus buques de guerra a Santo Domingo para obligar al Gobierno dominicano a pagar la deuda que tenía con sus nacionales, los norteamericanos, a fin de proteger su seguridad (además ya se había iniciado la construcción del Canal de Panamá), hicieron presión en Junio de mil novecientos cuatro (1904) a la San Domingo Improvement Company para que aceptara los 4,500,000 dólares que establecieron los árbitros del Protocolo de 1903 como pago por los bienes y los intereses que tenía en República Dominicana.
(N. de R.): Fue todo lo contrario, los norteamericanos no presionaron a la San Domingo Improvement, presionaron al gobierno dominicano a que suscribiera y reconociera el Protocolo de 1903 para pagarle a esa compañía, en el que ellos figuraban como sus representantes. El Protocolo de 1903 no requería de árbitros (fue suscrito por los gobiernos) y, en su primer artículo, acordaba la creación de un Tribunal Arbitral y la designación de los jueces que lo compondrían, para determinar todo lo concerniente al pago de la deuda. Los gobiernos europeos no intervinieron en la República Dominicana con buques de guerra en 1900, ni en 1903, para obligar al gobierno dominicano a pagar la deuda pendiente con los tenedores de bonos de sus naciones. Lo que afrontó el gobierno de Jimenes, iniciando el año 1900, fue la demanda del gobierno de Francia respecto a una indemnización pendiente de pago por el gobierno de Lilís, relativa al asesinado de dos ciudadanos franceses (Boismare y Caccavelli), ocasión en que llegaron tres buques de guerra franceses y bloquearon el puerto de Santo Domingo. En esa ocasión también llegó de manera “casual”, un buque de guerra de los Estados Unidos, con el pretexto de que hacía estudios oceanográficos al noreste de Samaná. Los buques de guerra norteamericanos hicieron presencia permanente después, al adquirir el derecho que le confería la firma del Protocolo de enero de 1903, en el que se reconocía a Estados Unidos como representante de la deuda de la San Domingo Improvement ante el gobierno dominicano. Luego que el Tribunal Arbitral emitiera el Laudo (julio de 1904), fue cuando llegaron diez buques de guerra europeos, al saber que ese arreglo con los Estados Unidos dejaba al margen la deuda con los tenedores de bonos europeos (que era cuatro veces mayor), pues sólo se refería al pago de la deuda de la San Domingo Improvement & Co. (Ref. “La República Dominicana- Ramón Marrero Aristy, páginas 271 y 303). Fin de la nota.
Continua el artículo: Ese pago debía realizarse a razón de $37,500 mensuales durante dos años, y $41,666 también mensuales, después de esa fecha, hasta que la deuda fuera cancelada totalmente. En cuanto al Estado dominicano, los árbitros (dos norteamericanos y uno dominicano), fallaron que las recaudaciones de las aduanas de Monte Cristi, Sánchez, Samaná y PUERTO PLATA debían ser destinada al pago de lo adeudado a la San Domingo Improvement Company y a sus subsidiarias la San Domingo Finances Company y la San Domingo Railways Company en caso de que el Gobierno dominicano no cumpliese con los pagos mencionados.
El laudo arbitral taxativamente expresaba que si esta última situación se materializaba el Agente Financiero nombrado por dicho laudo quedaba ipso facto autorizado a tomar posesión de la aduana de Puerto Plata para que los ingresos que por ella se recaudaran fueran destinados al pago de la deuda del Estado dominicano. También preveía el laudo que «en el caso de que esas sumas no fueran suficientes para el pago de las cantidades adeudadas de acuerdo con la decisión del Tribunal, procedería a recaudar los ingresos aduaneros en otros puertos del Norte de la República (se refiere a Monte Cristi, Sánchez y Samaná. GC), con los mismos derechos y privilegios que le eran acordados en Puerto Plata.« (Summer Welles: La Viña…, página No. 83). Lo que significaba que de faltar el Estado dominicano en el pago de su deuda externa, sería el propio Estado norteamericano el que ejercería un control sobre nuestras aduanas norteñas. Y es que los árbitros fueron nombrados por los Estados Unidos (dos), y por la República Dominicana (uno), en virtud de lo acordado entre los gobiernos de ambos países. Y, lo que es lo importante, el Agente Financiero nombrado era norteamericano.
(N. de R.): En el Protocolo de enero de 1903 quedó convenido, Artículo I, cita: “los términos bajo los cuales se ha de efectuar el pago de la indemnización convenida serán sometidos a un jurado de tres árbitros, uno de los cuales será nombrado por el Presidente de los Estados Unidos, uno por el Presidente de la República Dominicana, y el tercero por los Presidentes de los Estados Unidos y de la República Dominicana conjuntamente; pero, en caso que el tercer árbitro no hubiere sido designado dentro del plazo de sesenta días desde la fecha de la firma del presente Protocolo, entonces el Gobierno Dominicano lo elegirá de entre los miembros de la Suprema Corte de los Estados Unidos o de las Cortes de Apelaciones de Circuito” (Fin de la cita). Como ya los Estados Unidos habían designado el suyo y al momento de nombrar el árbitro dominicano habían transcurrido ocho meses, también correspondió al Presidente Woss y Gil designar el tercero, entre los jueces de la Corte de Apelación de Circuito de los Estados Unidos. Por cuanto los árbitros del Tribunal Arbitral fueron designados; dos por la República Dominicana (aunque uno era norteamericano) y uno por los Estados Unidos, no al revés, como refiere el autor del artículo. (Fin de la nota).
Observación: El texto completo, tanto del Protocolo de enero de 1903, como del Laudo Arbitral de 1904, puede encontrarse en la página web carlosmoraleslanguasco.com.
Continua el artículo: La función del Agente Financiero consistiría, en principio, en verificar los gastos y los pagos del Estado dominicano, y en que éste sin su autorización no podría realizar dichos gastos o pagos. Aún cuando el Congreso Nacional se opuso a las decisiones del laudo por considerarlas lesivas a la Soberanía del país, el Jefe de Estado dominicano, Morales Languasco, las reconoció como válidas. Así, al incurrir el Gobierno dominicano en su primera falta en el pago de la deuda, el Agente Financiero, tal y como lo preveía el laudo, dio el paso correspondiente: tomó posesión de la aduana de Puerto Plata. Como el Presidente Morales Languasco había reconocido la validez del laudo, fue él quien dio la orden necesaria para que el Agente Financiero norteamericano pudiese cumplir con su misión.
(N. de R.): Este era un asunto de Estado, en este punto el Presidente Morales no podía maniobrar a su antojo, los congresistas actuaban de manera irresponsable. El Laudo era un instrumento legal producto de un acuerdo entre ambas naciones, consecuencia del Protocolo firmado el 31 de enero de 1903, y no era posible evadirlo sin enfrentar graves inconvenientes. Esa fue la causa de la amenaza de romper relaciones que el Encargado de Negocios, William F. Powell, hizo al presidente Woss y Gil, cuando éste trató de desconocer dicho Protocolo alegando que había sido suscrito por un gobierno de facto (el de Vásquez) y que, además, no había sido sancionado por el Congreso, lo que podía traer graves consecuencias poniendo en peligro la independencia o la integridad territorial de la República (como luego ocurrió en 1916). Por eso, en la ocasión, el Presidente Woss y Gil procedió de inmediato a nombrar a su Ministro de Relaciones Exteriores, Manuel de Jesús Galván, como miembro del Tribunal Arbitral, así como al tercer árbitro norteamericano para dicho Tribunal. Esa fue la misma condición exigida al Gobierno Provisional de Morales para ser reconocido por los Estados Unidos el 20 de enero de 1904, cuando ya los jueces del Tribunal Arbitral se encontraban deliberando en Washington. Aunque algunos autores plantean al respecto, de manera un tanto extraña, que cuando Morales aceptó reconocer el Protocolo, “se decidió por un acuerdo financiero”, como si se hubiera tratado de otra cosa, o hubiera tenido otras opciones. (Ref. “La República Dominicana- Ramón Marrero Aristy, página 293). (Fin de la nota).
Continua el artículo: El Agente Financiero, llamado John T. Abbott, llegó a Puerto Plata a bordo de un buque de guerra norteamericano de los que formaban la cuadrilla naval enviada allí a tal objeto. Nos dice Summer Welles que: «El Gobierno, anteriormente, había sufragado con las rentas aduaneras de Puerto Plata los gastos de la Administración no solamente de esa provincia, sino de las de Santiago y Moca también, las cuales juntas comprendían casi todo el Cibao.« (La Viña…, página No. 83). Y que: «En consecuencia, al perder esta fuente de ingresos, el Presidente se vio obligado a imponer nuevos impuestos para cubrir los gastos imperativos que tenía que hacer su Gobierno para mantenerse.« (La Viña…, páginas Nos. 83-84).
Aunque posteriormente una gran parte de las disposiciones del laudo, debido a la presión política existente, fue derogada por pláticas realizadas entre el Gobierno dominicano y el Gobierno norteamericano de Teodoro (Teddy) Roosevelt, y que dieron lugar al acuerdo del 7 de Febrero de 1905 ya mencionado y posteriormente el Modus Vivendi, no obstante, la Aduana de Puerto Plata continuó intervenida. El diecinueve (19) de Junio de mil novecientos cuatro (1904) Morales Languasco se juramentó como Presidente Constitucional. Las elecciones, que originalmente fueron fijadas para los días dieciséis (16) y diecisiete (17) de Enero de ese año, fueron pospuestas y se celebraron el treinta y uno (31) de Mayo. En ellas Morales Languasco resultó electo Presidente junto a Cáceres como Vicepresidente. Debido a las constantes presiones y exigencias que los horacistas le hacían, pronto le fue evidente al Presidente Morales Languasco que a pesar de que tenía el apoyo militar norteamericano ello no era suficiente para garantizar su permanencia en el poder, razón que le llevó a hacer una serie de nombramientos en puestos claves de individuos que, aunque horacistas, eran de su entera confianza.
(N. de R.): Parece un tanto ingenuo plantear que el Presidente tuviera tantos inconvenientes si su Gobierno contaba con el apoyo militar norteamericano. Lo que nunca solicitó, ni recibió en los momentos más difíciles, como hemos expuesto anteriormente. Las disposiciones del Laudo Arbitral no fueron modificadas por presiones políticas, se debió a que la única deuda involucrada, tanto en el Protocolo de 1903 como en su apéndice, el Laudo Arbitral, eran los US$ 4.5 millones que tenía el Estado dominicano con la San Domingo Improvement, representada por el gobierno de Estados Unidos en virtud de los instrumentos legales precitados, pero no incluía la deuda de los tenedores de bonos europeos, que era cuatro veces mayor que la deuda de la compañía norteamericana. Fue entonces cuando hicieron presencia diez buques de guerra de diferentes naciones europeas y hubo que modificar los términos de los planes que había para el pago de la deuda, incluyendo a los acreedores europeos, como podemos apreciar en las siguientes citas:
“La presencia en el antepuerto de Santo Domingo de los buques de guerra Vinetta, Alemán; Giovanni Baussan, italiano; De Ruyter, holandés y Tage, francés, los que contaban con el eventual apoyo de otros buques de dichas nacionalidades que rondaban en la costa norte desde Puerto Plata a Montecristi, sirvió para proporcionarle al gobierno de Washington la oportunidad que esperaba para acudir en socorro de la Republica Dominicana, temiendo Theodore Roosevelt que existiese un convenio entre las naciones europeas cuyos buques se hallaban en aguas dominicanas, en el sentido de que una de ellas, posiblemente Alemania, se hiciese cargo por la fuerza de la administración de las aduanas de la endeudada República Dominicana. Este convencimiento fue la causa de que el 30 de diciembre (1904), el Ministro Dawson recibiese por la vía telegráfica suscrito por el secretario de estado Hay, un mensaje cuyo texto era el siguiente:
“Usted se acercará al Presidente de la República Dominicana de una manera discreta y en un espíritu cordial para informarse sobre la situación intranquilizadora que está sobreviniendo debido a la presión ejercida por otros gobiernos que tienen decisiones del tribunal de arbitraje en su favor, y que consideran que las decisiones a nuestro favor infringen sus derechos”.
“Un gobierno europeo ha insinuado ya de una manera vigorosa que posiblemente recurrirá a la ocupación de algunas aduanas en puertos dominicanos para efectuar él mismo sus cobros. Parece ser que ciertas potencias europeas han llegado a un acuerdo.”
“Usted se informará de si el Gobierno de Santo Domingo estaría dispuesto a solicitar de los Estados Unidos que se hiciera cargo de la recaudación de los derechos de aduana, y que efectuara una distribución equitativa de las cuotas asignadas entre el Gobierno dominicano y los varios reclamantes. (Ref. “La República Dominicana- Ramón Marrero Aristy, página 303). (Fin de la cita).
Continua el artículo: Aún cuando el General Céspedes le había dado muestras de una completa lealtad, el Presidente Morales Languasco, considerando que necesitaba un hombre de mayor experiencia y olfato políticas en la Gobernación de Puerto Plata para que controlase a los horacistas de esa Común y los atrajese a su lado, nombró como nuevo Gobernador de Puerto Plata al General Fermín Pérez, que poco tiempo antes había formado parte de su Gabinete, pero que por la exigencia del Vicepresidente Cáceres y de los demás ministros horacistas, tuvo que ser apartado del Gabinete por el Jefe de Estado para aplicar a aquéllos. El General Pérez era horacista, pero había sido condiscípulo de Morales Languasco y como no se avenía fácilmente a las exigencias de sus colegas ministros al Presidente, de ahí la desconfianza de aquéllos respecto de él. Morales Languasco aprovechó la circunstancia y le nombró, como ya dijéramos, Gobernador de Puerto Plata. Pero la saña de Cáceres y el Gabinete horacista contra el General Pérez continuó, y ello era natural, pues los seguidores de Cáceres en Puerto Plata comunicaron a éste la intención que reflejaban las actividades de Pérez en la ciudad norteña. De inmediato sobrevino la exigencia de Cáceres y el Gabinete de Morales Languasco de que destituyera al General Pérez de la Gobernación que le había encomendado. Para que los horacistas no dudaran de él, y así poder ocultar sus verdaderas intenciones, el Presidente Morales le pidió a Pérez que renunciase, a lo que Pérez se negó. Posteriormente accedió.
El Primer Magistrado de la Nación se dio cuenta entonces que tenía que deshacerse de los horacistas porque de lo contrario el monstruo político que para él ellos representaban acabaría por devorarle. Fue entonces cuando decidió apoyarse nuevamente en los jimenistas para destituir a su Gabinete. Hizo los contactos necesarios y recabó el apoyo que él consideraba necesario para deshacerse de sus molestos compañeros de Gobierno. Para poner en marcha su plan, Morales Languasco salió de la Capital en la noche del veinticuatro (24) de Diciembre de mil novecientos cinco (1905) con destino a Haina, donde habría de encontrarse con el joven sobrino del ex – Presidente Jimenes y un grupo que militaba bajo esta bandería y que en total solamente sumaban alrededor de treinta hombres. La salida del Jefe de Estado fue advertida por los horacistas quienes destacaron hombres en su persecución. Al tratar de huir Morales y su grupo hacia Azua en busca de ayuda tuvo la mala suerte de romperse una pierna, lo que facilitó su localización y captura.
(N. de R.) Es errado el dato de que fue localizado y capturado, por eso pudo salvar la vida. Para conocer los detalles de esa historia, narrada por el mismo Morales al periodista E. H. F. Dottin, de la revista The Wide World Magazine, cuando llegó al exilio en Puerto Rico, busque en internet: Morales Languasco, “Escapada por la Vida”. (Fin de la nota)
Continua el artículo: Poco antes y en la que, además, le daba seguridades de que a cambio él renunciaría a sus aspiraciones políticas Morales le había enviado una nota al embajador norteamericano en la que le pedía su mediación para poder salvar su vida y salir del país para siempre. Ya la insurrección en su apoyo había estallado en Monte Cristi y estaba encabezada por Desiderio Arias. Por su lado, el General Miguel Andrés Pichardo (a) Guelito, el mismo que fuera candidato vicepresidencial con Jimenes, se pronunció también en favor de Morales Languasco y asaltó junto a Mauricio Jimenes la comandancia de Guayubín.
Poco antes de Morales Languasco salir con destino a Puerto Rico, «por mediación del Comandante de un buque (de guerra norteamericano GC), surto en Puerto Plata, comunicaba telegráficamente a Guelito Pichardo en Monte Cristy, que depusiera toda actitud de rebelión.« (Martínez, Rufino: Diccionario…, página No. 334). Así terminó el Gobierno del último de los presidentes oriundos de Puerto Plata que ha tenido el país a lo largo de su accidentada y azarosa vida política.
(N. de R.): Como bien dice, “Morales le había enviado una nota al embajador norteamericano en la que le pedía su mediación para poder salvar su vida y salir del país”, lo que hizo desde su escondite. Luego, no había sido localizado, ni capturado. El buque de la Armada norteamericana “Dubuque” estaba surto en Santo Domingo, no en Puerto Plata. Fin de la nota.
Observación Final: Una de las cualidades personales, de Carlos F. Morales Languasco, fue su pulcritud en el manejo de los fondos públicos. Al asumir la Presidencia redujo a la mitad los sueldos de los principales funcionarios públicos, incluido el suyo, pero como sus detractores no lo pueden negar, evitan referirse al tema. Para ser justo, el autor de este artículo debió incluir algunas citas positivas, de los mismos autores y páginas de los que cita, o hace referencia, como por ejemplo:
Resumen de Historia Patria-Bernardo Pichardo.
1-“Dentro de la escasez de recursos en que se desarrolló la labor gubernativa, de ese Gabinete, se propendió a realizar cuantas obras de progreso, ornato y de verdadera trascendencia intelectual se acariciaban desde los días de la guerra”. (Página 281)
2-“Una severa y estricta honradez administrativa presidió, digámoslo con ufanía, sin una sola excepción, todos los actos de aquel Gobierno en que el sueldo de un Ministro solo alcanzaba la cifra de 170 pesos mensuales”. Página 282.
Observación: Los logros en materia de comunicación, del gobierno de Morales Languasco, se encuentran registrados en el enlace: https://indotel.gob.do/sobre-nosotros/cronologia-historica/ del portal del INDOTEL,.
Diccionario Histórico Biográfico Dominicano- Rufino Martínez (páginas No. 334 y 335).
1- “Dentro de su moral política, (Morales) que perseguía el mando de cualquier manera, para organizar la nación dominicana y no para beneficio y placer de su persona, familia o amigos”.
2-“No era, con todo, uno de tantos que van al poder a darse importancia, a disponerlo todo según su capricho y conveniencia personal, y a cabalgar orondos sobre los hombros del pueblo. Era un efectivo servidor de la sociedad. Concibe un programa de gobierno y lo lleva a la práctica con el firme propósito de crearle a la colectividad una nueva faz de progreso material y cultural. Para los empleos públicos buscaba los hombres idóneos; a una caterva de guerrilleros sin empleos, pero prendidos del presupuesto nacional, los fue llamando uno a uno para declararles que el Estado no podía seguir manteniéndolos. Todo empleado convicto de malversación de fondos o manejos inescrupulosos era inmediatamente destituido”.
3-“En general, actuaba dentro de una diáfana moral administrativa. Le agradaba echarle en cara personalmente a un empleado su falta de honradez. Quería la cosa pública en manos de los mejores, no por políticos sino por aptos, en tanto que el pueblo trabajara, olvidado de los empleos, y sin dejar de leer. Por otra parte, no se le alteraron las maneras personales. Salía a la calle sin aparato oficial, y por donde quiera asomaba su silueta erguida, y en tono franco y jovial cambiaba saludos y palabras con todo el mundo”.
4-“Le preocupa el funcionamiento de la escuela, no de mentirillas, sino como quien tenía conciencia de lo que ese factor representaba para la evolución social. Tenía elevado concepto del maestro; gustaba de asistir a exámenes como oyente activo, y a los estudiantes sobresalientes les brindaba facilidades y ayuda económica, en forma de estímulo para seguir adelante”.
5-“La administración de justicia, origen de tantos males y tan a menudo puesta al servicio de bajos intereses por la mayoría de los Presidentes, se desenvolvió con independencia”.
6-“Las iniciativas de bien público las prohijaba. Los fondos del erario iban a su destino y la parte dedicada a obras públicas no se envolvía en los manejos particulares del Presidente y sus amigos. Le bastaba su sueldo, no por no necesitar más, sino por entender que honradamente no le tocaba un centavo más”.
F I N A L
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