Los opositores al Gobierno de Morales Languasco lanzaban frecuentemente rumores de que estaba, o de que él decía estar, apoyado militarmente por los norteamericanos. También algunos escritores han promovido esa especie. Uno de esos casos es la referencia que hace don Pedro Mir en su obra titulada “Las Raíces Dominicanas de la Doctrina de Monroe” (Pág. 85), cuando dice que el Presidente Morales deseaba la ayuda norteamericana porque había sido educado en los Estados Unidos (?), (confundiéndolo con otro Carlos Morales, ya que Carlos F. Morales Languasco nunca estudió ni residió en los Estados Unidos), y además agrega: “es sabido que su acción revolucionaria fue encaminada a defender intereses norteamericanos y que a consecuencia de la acción revolucionaria que lo derrocó, se acogió al asilo diplomático en el seno de la representación diplomática norteamericana en Santo Domingo”.
Nota: Si su acción revolucionaria (iniciada en octubre de 1903) fue encaminada a defender intereses norteamericanos, ¿cómo se explica que ese Gobierno fuera reconocido por el de los Estados Unidos tres meses después? (enero de 1904).
Otra fantasía, que en lugar de “rectificar” contribuye a confundir, es lo que reseña el doctor Apolinar Tejera en su libro “Rectificaciones Históricas” (Pág. 22) sobre los rumores que ponían a circular los opositores del Presidente Morales, cuando dice:
“1905, diciembre 6.- Ante las maniobras navales de buques de guerra de los Estados Unidos, los cuales pretendían desembarcar fuerzas para apoyar al Presidente Morales, el pueblo se alarma y asume una actitud amenazante. Grupos de ciudadanos de todas las clases sociales, en actitud patriótica, toman las armas y ofrecen sus servicios al Comandante Militar de la Plaza. El Padre Tejera acude a la Fortaleza.” Se refiere al incidente creado por el entonces Ministro de Guerra y Marina General Luís Tejera, adversario del Presidente y sobrino del autor, para marchar hacia el Palacio con un grupo de unos 40 oficiales bajo la conjetura que argumentó en ocasión en que los cruceros norteamericanos «USS Olimpia» y «USS Des Moines», que se aproximaron para intercambiar personal y provisiones, según él maniobraban para desembarcar con fines de proteger al Presidente. Para poner un ejemplo de lo que pudo ocurrir, si ése hubiera sido el propósito de los norteamericanos, bastaría con recordar la acción militar realizada anteriormente en Pajarito (Villa Duarte) en febrero de 1904.
El Padre Tejera, que cita, se trata de él mismo (el autor Apolinar Tejera) que fue ordenado sacerdote en 1888 y ahorcó los hábitos en 1907, poco después de ese episodio.
¿Y puede creer el lector que ese “grupo de ciudadanos de todas las clases sociales” que a principios de diciembre de 1905 asumieron una actitud amenazante ante las maniobras navales de “varios buques de guerra de los Estados Unidos”, que supuestamente “pretendían desembarcar fuerzas para apoyar al Presidente Morales”, hubiera servido de algo si ése hubiera sido el propósito de los norteamericanos, aunque el Padre Tejera estuviera de por medio? Debía parecer un tanto ingenuo pensar que un Presidente, respaldado por la mayor potencia militar del mundo, se viera impedido de gobernar como correspondía de acuerdo con la Constitución y el deseo de sus “protectores”, que estuviera vigilado por adversarios dentro del propio Gobierno y en su propia residencia, que luego tuviera que salir de la ciudad disimuladamente para evitar ser perseguido, en lugar de buscar refugio en uno de los buques de guerra norteamericanos surtos en el puerto de Santo Domingo y que, además, fuera perseguido por sus enemigos y estuviera a punto de ser asesinado, para terminar siendo derrocado sin el auxilio de sus poderosos protectores. Si luego del Presidente Morales encontrarse impedido físicamente, por la fractura de una pierna, apeló a la representación diplomática norteamericana para librarse de la persecución de sus opositores fue por entender que, al menos, serían neutrales ante el peligro que él corría de perder la vida.
Otro autor que se refiere a ese supuesto apoyo norteamericano es el biógrafo Rufino Martínez, cuando dice en su Diccionario Biográfico-Histórico Dominicano 1821-1924, (Pág. 334), que: “la cooperación indirecta de fuerzas navales norteamericanas donde quiera que las necesitó Morales no había faltado”. Que “estuvieron presentes en Puerto Plata en 1904 (?) , al atacar y ocupar Jesús María Céspedes la Plaza (1); en la Capital sitiada el mes siguiente (se refiere al incidente de Pajarito) (2); en Monte Cristy el mes de junio, cuando se firmó a bordo de un buque el pacto que puso término a la revolución (3); otra vez en Santo Domingo, diciembre de 1905 (se refiere al incidente provocado por Luís Tejera), días en que los horacistas no le permitían usar de su autoridad de Presidente (4). Y antes de salir para Puerto Rico, por mediación del Comandante de un buque surto en Puerto Plata, comunicaba cablegráficamente a Guelito Pichardo, en Monte Cristy, que depusiera toda actitud de rebelión” (5).
Las observaciones que hemos señalado en el párrafo anterior son explicadas a continuación para que el lector las revise y saque sus propias conclusiones:
(1) El autor se contradice en dos párrafos diferentes de la misma biografía sobre el Presidente Morales (Pág. 333), en la que contrario a sus propias aseveraciones, dice sobre los mismos hechos:
“La mayor parte de la República se adhirió a la revolución (de La Desunión), y el Gobierno en un principio parecía un pigmeo frente a un coloso. Sus principales puntos de acción eran: la Capital, sitiada; Sosúa, con Jesús María Céspedes enfrentado a la plaza de Puerto Plata; y por las lomas de Moca, Ramón Cáceres, perseguido. Morales no flaqueó un solo momento, estando en situación de tan improbable triunfo. Contaba con los vapores de guerra de la Marina Nacional, lo que le permitió reforzar con hombres y pertrechos a Sosúa, hasta que se consiguió rendir la plaza”. Termina la cita. Nota: En esa oportunidad fue el bombardeo a Puerto Plata por el crucero «Independencia», comandado por el capitán Francisco Catrain, ocasión en que se encontraba a bordo el propio Presidente Morales.
No puede ser una cosa y la otra, debe ser una de las dos cosas. Además, no hay que ser un genio para preguntarse: ¿Cómo podía parecer un pigmeo un Gobierno que estuviera apoyado por la mayor potencia militar del mundo? ¿Cómo podía estar en situación de tan improbable triunfo? ¿La cooperación indirecta de los norteamericanos, donde quiera que las necesitó Morales, no había faltado? ¿Cómo se coopera indirectamente en una guerra? ¿Sin pelear? ¿Cuáles fueron las unidades navales que lo apoyaron? Porque en suelo dominicano no hubo unidades norteamericanas hasta 1916.
(2) Nadie puede citar, identificándola por su nombre, alguna unidad militar de los Estados Unidos que haya apoyado, por tierra o por mar, al Gobierno de Morales Languasco. Como ya hemos señalado, hay documentos que demuestran lo contrario, que el Presidente Morales se quejaba ante el Gobierno norteamericano por actividades que sus representantes, diplomáticos y militares, realizaban a favor de sus adversarios.
Como ya hemos citado y explicado anteriormente, en un artículo con el título: “Destruyó Villa Duarte y fue condecorado”, en la página 300, de “LA REPÚBLICA DOMINCANA” de Ramón Marrero Aristy , también hay referencias de que hubo un solo desembarco de militares norteamericanos en actitud bélica, en Pajarito.
Citamos de “La República Dominicana”, Ramón Marrero Aristy. (Pág. 300): “Los Combates y el cañoneo constante ponían un monótono y diario corolario de sangre al sitio de la capital, hasta que un incidente de otro género amenazó extender las complicaciones del conflicto, cuando los revolucionarios abrieron fuego sobre el vapor norteamericano New York de la compañía Clyde que portaba carga general para el comercio, poco después de haber sido muerto por una bala perdida el maquinista del vapor de guerra norteamericano Yankee mientras caminaba por el muelle. “Ante el tiroteo al vapor de la Clyde, el buque de guerra Newark, también norteamericano y que se hallaba en el antepuerto, abrió fuego con sus cañones sobre el poblado de Villa Duarte, mientras despachaba lanchas de desembarco con pelotones de marinos armados de fusiles y ametralladoras, los que ocuparon aquel suburbio después de haber acribillado con sus armas automáticas las viviendas del caserío. “El Gobierno de Morales se vio precisado, para impedir nuevos incidentes de este género, a improvisar un muelle frente a La Cueva de las Golondrinas para realizar las operaciones de carga y descarga de los buques los días en que hubiera combates entre los defensores de La Fuerza y los sitiadores”. (LA REPÚBLICA DOMINCANA; Ramón Marrero Aristy, Pág. 300). Si el bombardeo de los cruceros norteamericanos, sobre Pajarito, tenía el propósito de favorecer a Morales Languasco, ¿cómo se explica que éste dispusiera improvisar un muelle para evitar que los insurgentes provocaran otros incidentes que le beneficiaran? En los documentos del Gobierno de los Estados Unidos, relativos al “Bombardeo a Pajarito”, conocido en inglés como “Santo Domingo Affair 1904”, se consignan como partes beligerantes a los Estados Unidos (representados por los comandantes de los buques de guerra norteamericanos) contra la República Dominicana (representada por los líderes Carlos F. Morales y Juan Isidro Jimenes).
(3) El documento que firmó el Gobierno, en junio de 1904 en Montecristi, con los líderes regionales Demetrio Rodríguez y Desiderio Arias, fue un armisticio de mutuo acuerdo para dar por terminada la guerra de la Desunión, no fue un acto en que los líderes de la región noroeste fueron conminados a firmarlo bajo presión, ni consistió en una acción bélica que favoreciera al Presidente Morales. Mediante la firma de ese acuerdo se les otorgaba el control de la citada región a los líderes Rodríguez y Arias a cambio de que depusieran las armas.
(4) Como hemos citado anteriormente, hubo un momento de crisis cuando, el 6 de diciembre de 1905, el Ministro de Guerra y Marina, General Luís Tejera, alegando rumores de desembarco de fuerzas militares de dos barcos de guerra norteamericanos que estaban en la ría del Ozama, próximo al muelle de la Capital, se presentó con una escolta al Palacio de Gobierno donde el Presidente Morales se encontraba reunido con el Ministro norteamericano Dawson y con el Vicepresidente Cáceres, para exigirle al Presidente la restitución en su cargo del Comandante de Armas de la Capital que acababa de ser destituido (ver: LA REPÚBLICA DOMINICANA de Ramón Marrero Aristy, Pág. 310 ). En esa ocasión el General Tejera le manifestó en público, al Vicepresidente Cáceres, que ya tenía un plan terminado para asesinar al Presidente y que contaba con su respaldo. El Ministro Residente de los Estados Unidos se enteró del incidente porque estaba en Palacio cuando ocurrió, pero no supo el motivo hasta días después (ver: páginas 299 y 305 del libro “Documentos del Gobierno de Carlos F. Morales Languasco 1903-1906” auspiciado por el Archivo General de la Nación). El 9 diciembre el Ministro de Relaciones Exteriores (interino) Federico Velásquez, en adición a sus funciones de Ministro de Hacienda (Juan Francisco Sánchez se había asilado el día anterior luego de renunciar como Ministro de Relaciones Exteriores) le solicitó, mediante nota, una explicación al Ministro Residente Dawson de la operación de los cruceros norteamericanos en la ría del Ozama. En esa misma fecha el ministro Dawson le respondió extrañado por las conjeturas a que se refería el ministro Velázquez, lo que generó otra comunicación de éste, en fecha 14 de diciembre, en la que se excusaba y explicaba el origen de dichas conjeturas.
Los norteamericanos no llegaron en 1903 a República Dominicana a ayudar a nadie.
En 1903 los norteamericanos no llegaron a la República Dominicana a ayudar a nadie, su estrategia era la de mejorar su posicionamiento geopolítico en la región, para ello eligieron participar de manera directa en los asuntos dominicanos suplantando a la San Domingo Improvement en las negociaciones de los intereses que esta compañía norteamericana tenía en el país. El 31 de enero de 1903 el Gobierno Provisional de Horacio Vásquez firmó con los Estados Unidos el Protocolo en el que se reconocía a esa nación como la contraparte frente a la República Dominicana, en representación de los intereses que tenía en el país la San Domingo Improvement Co., aceptando que “el Gobierno dominicano pagaría al Gobierno de los Estados Unidos” la deuda pendiente con la citada compañía. Desde entonces no faltó la presencia de los imponentes buques de guerra norteamericanos en los puertos dominicanos. Días antes de cumplirse los tres meses de haber firmado dicho Protocolo, con los norteamericanos, Horacio Vásquez fue derrocado por una sorpresiva e improvisada revuelta conocida como la “Revolución de los Presos” (por el gran número de presos políticos y comunes que participaron en dicho movimiento), que terminó con la toma del Poder por parte de Alejandro Woss y Gil. Los norteamericanos no intervinieron en nada para evitar la caída de Vásquez. Al ser abordado por el Encargado de Negocios norteamericano, el entonces Presidente Woss y Gil trató de desconocer el Acuerdo que había firmado Horacio Vásquez, alegando que éste había sido suscrito por un Gobierno de facto (Vásquez había derrocado el Gobierno Constitucional de Juan Isidro Jimenes, del cual él era Vicepresidente) y porque, además, dicho Acuerdo no había sido sancionado, o aprobado, por el Congreso de la República. Ante la intención del Presidente Woss y Gil de desconocer el citado Protocolo, el Encargado de Negocios norteamericano, William F. Powell, ripostó con la amenaza de romper relaciones y pasar a vías de hecho, lo que suponía una intervención armada que la República Dominicana no tendría con qué enfrentar, ni la menor oportunidad de superar. De inmediato el Presidente procedió a reconocer el acuerdo en cuestión, así como a nombrar dos de los tres árbitros que, como mandaba el Protocolo, compondrían un Tribunal Arbitral para determinar todo lo concerniente (forma de pago y garantías) al pago de la deuda. Poco después de nombrar los árbitros, que ya se encontraban en Washington deliberando, tomó el Poder la Revolución de la Unión, con Carlos F. Morales Languasco a la cabeza, dando al traste con el Gobierno de Alejandro Woss y Gil. Los Estados Unidos tampoco hicieron nada para evitar la caída de este Gobierno. Aunque hay quienes dicen que los norteamericanos ayudaron a Morales Languasco a llegar al poder, lo cierto es que Woss y Gil claudicó el 25 de noviembre de 1903 ante las fuerzas revolucionarias que hacía algunos días tenían sitiada la ciudad Capital, mientras que el Gobierno de los Estados Unidos reconoció al Gobierno de Morales el 19 de enero de 1904, luego de que éste aceptara reconocer el Protocolo de 1903 suscrito por Horacio Vásquez con los Estados Unidos (la misma exigencia hecha a Woss y Gil), casi dos meses después de Morales asumir oficialmente la Presidencia Provisional. El día 19 de junio de 1904 asumió Carlos F. Morales Languasco la Presidencia constitucionalmente y días después, 14 de julio de 1904, fue dictado el Laudo por los jueces del Tribunal Arbitral, como estipulaba el Protocolo de enero de 1903. En la medida en que iban mejorando las condiciones económicas del Gobierno, con los beneficios de las recaudaciones producto del Modus Vivendi aumentaban las conspiraciones para derrocar al Presidente, y el 12 de enero de 1906 se produjo oficialmente la renuncia y el derrocamiento de Morales Languasco, asumiendo la Presidencia el Vicepresidente Ramón Cáceres. En este otro caso tampoco los norteamericanos hicieron nada para evitar que fuera derrocado.
La Verdad.
Prueba fehaciente de lo que aquí planteamos es, que a luego de conocerse que el Presidente había salido de la Capital secretamente, para supuestamente reaccionar contra quienes se habían revelado a su autoridad y que, además, contaba con el crucero Independencia, el Canciller del gabinete golpista Emiliano Tejera escribió una comunicación solicitando ayuda al Ministro Residente norteamericano en fecha 30 de diciembre de 1905, para que los buques de guerra norteamericanos detuvieran al «Independencia» por encontrarse al servicio de los revolucionarios.
Dos días después, el 1 de enero de 1906, el ministro Tejera se dirigió nuevamente al Ministro Residente Dawson (correspondencia No. 295, Ref. AGN. Ministerio de Relaciones Exteriores, Libro No. 58 de Actas de 1904 a 1907) reclamándole por no haber intervenido, ya que con «una simple indicación de uno de los buques de guerra americanos surtos en Montecristi habría bastado para evitar la guerra». En esa comunicación agregaba que «La paz se conservaba en el País por el temor de que los Estados Unidos se mostraran hostiles a los que intentasen derribar las autoridades constituidas, ese era el freno de los revolucionarios». (Pero era él quien intentaba que actuaran contra el Presidente legalmente constituido, que supuestamente era un protegido de los americanos).
Más adelante, en otro párrafo de esa misma correspondencia al Ministro Residente norteamericano, Emiliano Tejera le pasaba factura cuando decía: «Porque es un error creer que los Gobiernos Dominicanos no cumplían sus compromisos exteriores e interiores porque no tenían voluntad para ello. Sí la tenían, mucho y muy decidida, intensa; especialmente el Gobierno de que formé parte en 1902». (Se refería al Gobierno de facto de Horacio Vásquez del cuál él fungía como Ministro de Hacienda, cuando fue encargado por el Presidente para negociar, con el Encargado de Negocios norteamericano William Powell, lo relativo a la deuda pendiente con la San Domingo Improvement Co. que terminó con el fatídico «Protocolo del 31 de enero de 1903).
Para señalar las únicas intenciones que tenía la presencia norteamericana en la República Dominicana, a principios del Siglo XX, basta con leer los términos la comunicación enviada por el Ministro Residente Dominicano en Washington, Emilio C. Joubert, al Canciller Emiliano Tejera en fecha 4 de enero de 1906 que transcribimos a continuación: (Ref. AGN. Ministerio de Relaciones Exteriores. L-0 Libro No.7) :
Washington, DC. 4 de enero de 1906
Señor Don Emiliano Tejera Ministro de Relaciones Exteriores, Santo Domingo.
Ciudadano Ministro:
En cuanto recibí su telegrama anunciándome que el Crucero Independencia se había pasado al enemigo, me dirigí al Departamento de Estado para obtener, como Ud. me indicaba, que el Gobierno Americano detuviera el Crucero, para evitar que con ese contingente los revolucionarios tomaran ánimo y se lanzaran a la guerra. Toda esa tarde y el día siguiente estuve luchando para inclinar al Departamento de Estado en el sentido de mi solicitud; pero después de muchas consultas con el Departamento de Marina, y con el Presidente que estaba en el campo, se resolvió mantener las órdenes anteriores que son las que yo mismo he pedido cuando la demostración de fuerza que hizo en la Capital el Almirante Bradford.
El Departamento me manifestó, sin embargo, y me lo ha reiterado varias veces, que sería muy infortunado que el Gobierno entendiera que la actitud del Gobierno en estas circunstancias significara falta de simpatía con el partido que está en el poder. El Departamento de Estado entiende que ni al gabinete Dominicano ni al Americano le conviene que las fuerzas navales en Santo Domingo persigan al vapor Independencia si éste no comete actos contrarios a los intereses americanos o a la libre recaudación de las rentas de aduanas.
Saludo a Ud. Ciudadano Ministro, muy atentamente.
Emilio C. Joubert
Carlos Danilo Morales Miller (Email: carlosdanilomorales@gmail.com)












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